Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

Sigo pensando en que los guatemaltecos tenemos una endeble memoria; que somos duros de la cabeza para entender que nuestros políticos tradicionales solo ven el derecho de su nariz y que seguimos sin arrodillarnos a pesar de ver venir la tormenta. Así, seguiremos en las mismas, eligiendo a quienes solo tengan deseos de satisfacer sus propios intereses y no los de nuestra sociedad. Por ello, mientras fui leyendo el texto de la entrevista al exmagistrado Mario Guerra Roldán, que Diario La Hora publicó el pasado jueves 28 de julio, compartía sus temores porque en la mesa asesora de la nueva reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos no se esté contemplando el tema del financiamiento electoral lo que “asegura la formulación de unas reformas insuficientes que resulten fáciles de burlar para quienes tengan esas intenciones”.

Y es que se hace necesario: “más rigor jurídico y control porque de la forma en la que se encuentran resulta muy fácil burlarlas”. ¿Es que no van a servir de nada los esfuerzos hechos por el Juez Miguel Ángel Gálvez cuando hace poco evidenció la serie de artificios empleados por los tramposos para burlar las disposiciones legales que nos rigen? De esa cuenta, pretender que en el futuro podamos vivir en una auténtica democracia eligiendo con plena libertad a quienes dirijan los destinos de la nación, seguirá siendo una simple y sencilla quimera, pues al seguir “parchando la ley”, lo único que se hace es un acomodamiento al momento político.

Si se nos ocurriera salir a la calle para averiguar los pensamientos de nuestra ciudadanía sobre los partidos políticos, ¿habría al menos uno que pudiera decir que los mismos funcionan, operan o se comportan con estricto apego a los principios democráticos? ¿Algún guatemalteco ignora que estos no son más que casonas de empleo para ir a colocar a su gente al Congreso, a las alcaldías o a la ya de por sí atiborrada burocracia estatal cuyo sostenimiento merma desproporcionadamente todos los años el presupuesto de gastos e inversiones del Estado?

Bien dijo el experimentado exmagistrado electoral Guerra Roldán: “no hay normas idóneas que regulen un partido político y producto de eso actualmente no existen verdaderos partidos políticos”. Y si alguien duda de lo antes aseverado, los mentados partidos “Lider”, “Patriota”, “UNE”, y tantos más ¿acaso son dignos ejemplos de una organización política que permita el libre ejercicio democrático? ¿No es verdad que tan solo han servido de vehículo para encaramar al zapotal a quienes los financian o consiguen los recursos para comprar cuantas voluntades se atraviesen en su camino? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que se le siga tomando el pelo a la gente?

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