Edith González

“La pregunta más urgente y persistente en la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás?
Martin Luther King

La sala de espera de cinco metros de ancho por cuatro de fondo a las seis de la mañana ya está repleta. Hay personas que llegaron pasadas las cinco de la mañana para obtener los primeros turnos y mantener la esperanza para sus pequeños hijos.

Es el previo en la Unidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala, Unicar, en las vecindades del antañón Hospital Roosevelt, en la zona 11 capitalina, fundada por el eminente y fraterno doctor Aldo Castañeda, quien le dio vida a este proyecto, calendarios atrás al dejar su exitosa carrera en Estados Unidos.

Hoy Unicar es el mayor centro de esperanza para niños con problemas cardiacos y para sus padres. En la pequeña sala Diego comparte con mujeres indígenas de vistosos trajes, con tres jóvenes negros con pegados aretes, que en una tablet se enteran de los nuevos movimientos musicales. Con niños de diferentes edades que como él tienen problemas para que su corazón funcione bien. Con el doctor Castañeda un equipo de médicos exitosos como el doctor Gonzalo Calvimontes se afana en brindar sus amplios conocimientos para fortalecer la esperanza de los padres y la salud de los pequeños. Unicar es el oasis en el desierto.

Diego, con ojos inquietos, mira a su derecha, a su izquierda, al frente y descubre como los otros niños, con sus padres, esperan para ser atendidos. Los pequeños de meses, lloran en algún momento y las madres los arrullan para que vuelvan a dormir. Una televisión en alto, muestra programas educativos.

Unicar es cada amanecer un centro de intensa actividad. Todos están ahí para encontrar la salud que el doctor Castañeda y su equipo brindan con especial cariño, mucha dedicación y gran conocimiento, pero ante todo con gran humanismo.

Diego queda frente a las oficinas administrativas de Unicar, en donde se llevan los controles de pacientes, se les pesa, mide y en donde Thelmita, con muchos años de trabajo va ordenando los turnos.

Y pasan doctores y doctoras, enfermeras y personal administrativo, con dedicación y el doctor Castañeda sale de su clínica una vez, cinco veces, diez veces, treinta veces, para estar con su personal, con los pacientes y sus familiares.

Una madre que salió a las tres de la mañana de Quetzaltenango para llevar a la consulta a su bebé cargando la maleta con los pañales, pachas y alimentos comenta con otros padres de familia con quienes nunca se había visto, y quizás nunca más los vea. “no importa el esfuerzo… aquí está la salud de mi hijo”.

Para las once de la mañana la clínica de Unicar va quedando vacía. Unos 45 pacientes han sido atendidos junto a sus padres, quienes con recetas en mano y la voz del médico tratante con un diagnostico que los llena de esperanza, van de retorno a sus viviendas.

En el 2015 Unicar llevó a cabo 595 ecocardiogramas en pediatría y realizo 39 cirugías pediátricas. ¿Y cuánto cuesta todo esto? Nada si se valora con la salud de nuestros hijos. Mucho si no tenemos recursos.

¡Ayude cuando pueda salvar un corazón!

Artículo anteriorLa piñata de los libros
Artículo siguienteEnergía social