Generalmente se ha realizado un ejercicio de integración del Presupuesto en el que las entidades solicitan, los técnicos de finanzas evalúan y proponen, mientras que finalmente los diputados pactan lo que les va dando la gana en la comisión de Finanzas y Moneda para ajustarlo a como les convenga o como resulte de las negociaciones y transas que realicen.

A la fecha, se está llevando la primera etapa del “Presupuesto Abierto” donde el gobierno de Jimmy Morales intenta un diálogo un poco más abierto sobre las necesidades y de las instituciones del Estado, para ir conociendo de manera mucho más directa y discutida el porqué de tales solicitudes. Recordemos que el famoso Plan Operativo Anual (POA) con el que se hace la estructura en cronograma del gasto y la inversión, termina siendo un documento que por la falta de interlocución o discusión hace difícil entender en qué y porqué se priorizan los recursos.

Pero el riesgo es que el diálogo abierto termine siendo una instancia tan inoperante como los mismos POA´s, porque podría darse el caso que sea una romería de funcionarios sin que se pueda reflejar en la estructura presupuestaria una orientación definida hacia las prioridades del gasto público.

Tenemos que reconocer que si la recaudación se ha mejorado y si la calidad del gasto ya no es tan brutalmente corrupta en el último año y pico es por las acciones que el MP y la CICIG han enderezado contra los responsables de ordeñar al Estado y de recetarse contratos, concesiones y contrataciones que han hechos millonarios a cualquiera.

Con tal evidencia, no queda más que pedirle a Finanzas Públicas que nutra de recursos a la Fiscalía para que, con términos que le gustan al ministro, se “modernice” la sociedad hacia la tendencia de que se gasta y se tributa de manera correcta, o se paga con la cárcel.

Después de eso, hay muchos otros gastos en los que se puede ahorrar, como aquellas oficinas del Ministerio de Cultura que no sirven para promover la integración de nuestra estructura nacional, el futbol, fundaciones de expresidentes que sangran al Estado para hacer sus eventos o aquellas entidades que han servido hasta para comprar medios de comunicación.

Si se quiere, se puede. A los diputados hay que quitarles toda posibilidad de meter las manos en el Listado Geográfico de Obras. Con determinación se puede y es allí donde no debemos desperdiciar esta oportunidad haciendo algo solo para taparle el ojo al macho. Si se nutre a la justicia, la eficiencia del Estado en el gasto y la recaudación harán que la plata alcance un poco más y que podamos conocer los niveles reales de una reforma fiscal que es cada día más necesaria.

Artículo anteriorPresupuesto y el costo real de compras y contratos
Artículo siguienteMejore sus retratos: aprenda a utilizar el poder de la luz