Roberto Arias

Lucia Bonato regresó de sus cátedras en El Cairo, Egipto, con la finalidad de ver y asistir personalmente al avance del colegito «Scuola Italiana Luigi Pirandello» fundado por ella, hace siete años, con sus más avanzadas alumnas de italiano, cuando impartió cátedra en Calusac, de la Universidad de San Carlos. Hace siete años publiqué dos artículos sobre este valioso acontecimiento. Guatemala obtuvo un colegio pre-kinder bilingüe Italiano-Inglés-Español, que acepta niños de dos a seis años.

La Scuola se encuentra en la colonia «Hacienda Real» en zona 16. Las maestras tienen el conocimiento y la técnica de última generación en aspectos educativos para niños desde la más temprana edad, cuyos idiomas de plataforma son italiano, inglés y español. Para eso y en fomento de la educación en Guatemala, la embajada de Italia donó varias becas.

A mediados de abril de este año, fui invitado para observar la siembra de arbolitos realizada por estas misgas de 2 a 6 años (no sé de dónde saldría la palabra mizga o misga que usamos los chapines). Llevaban sus instrumentos plásticos de labranza, todos tomados de la mano en formación abierta, cuidados por la seguridad de la colonia, quienes cerraban cada cuadra en la que ellos pasaban. Esto por la gentileza de la actual Junta Directiva presidida por el Sr. Julio Fuentes y supervisada por el Sr. Hever Villatoro, Administrador General.

Las más aguerridas eran las mujercitas. Ellas demostraban carácter y determinación para realizar su actividad. Naturalmente, los agujeros ya estaban abiertos y jardineros con botas de hule asistieron a los niños para sembrar los arbolitos en el lugar apropiado. Cada niño puso nombre al arbolito que sembró y seguramente eso quedó arraigado en su fresquísima memoria.

La actividad fue iluminada por la alegría de los niños, cuyas ocurrencias, inteligencia y excelente educación mantuvo la atención y la admiración de las personas mayores que asistimos a ver el acto tan trascendental para estos pequeñuelos y sus familias, porque se sembraron arbolitos como un acto de preservación de la naturaleza y de la obra de Dios, pero también sembraron en sus mentes y sus espíritus la razón de la conservación de la naturaleza. El acontecimiento estuvo regado por la voz del idioma de la Roma Eterna, el italiano.

La idea de fundar un colegio nació del sentimiento que esta nueva actitud mental puede producir una sociedad mejor. Al final, todo es cuestión de educación, y sólo una educación temprana produce resultados apreciables en términos de cambios sociales.

Los objetivos salieron después de una reflexión común: introducir una didáctica nueva para el desarrollo temprano del pensamiento lógico; no dejar de un lado la lengua italiana; transformar su conocimiento del idioma en una oportunidad profesional y humana. Esto se tradujo en la creación de una empresa educativa de jóvenes para jóvenes, de guatemaltecos para guatemaltecos… un verdadero «desarrollo endógeno» de jóvenes que toman su futuro en sus manos.

Artículo anteriorPasó a la historia el «lid» de la noticia
Artículo siguienteFiscal General presenta el Segundo Informe Anual de Gestión