Algunas veces se puede comparar la situación del país con lo que un paciente puede padecer y poderle asignar así niveles de prioridad a los temas que se están discutiendo y a cuales se les puede restar importancia.
Si un paciente llega a su revisión médica y es diagnosticado con un cáncer en estado avanzado y, a la vez, con un alto riesgo de bloqueo arterial, será eso lo que deba absorber la atención de los profesionales antes que el problema de la uña encarnada que le molesta en el pie.
Además de la situación angustiosa a nivel médico, tenemos que considerar que la familia no tiene los recursos necesarios como para poder “explorar”, tal y como muchos médicos sinvergüenzas hacen enviando a sus pacientes a sacarse mil exámenes para cobrar comisiones.
Pues lo mismo pasa ahorita con la famosa reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Nos han querido vender que es histórico el avance que hicieron los diputados porque se toman algunos pequeños avances como en el que limitan a los medios de comunicación la manipulación de la propaganda, y eso es positivo.
Pero hay dos temas que son los fundamentales y con los que se han hecho los métodos del secuestro institucional del Estado: Financiamiento e imposibilidad de participar a quienes no son parte del sistema de corrupción. Y las preguntas que lanzamos son las siguientes: ¿Será que con la reforma actual tenemos garantía que dentro de tres años y medio el Congreso será mejor que el actual?
Estamos seguros que con una eficiente y profunda reforma que incluya lo que hoy se propone, pero que llegue además al verdadero fondo del asunto garantizando que no se compra con el financiamiento el derecho al saqueo de todo un Estado como hasta hoy han hecho los financistas; así como que los diputados serán electos de manera nominal y que podrán participar los verdaderos líderes de los distritos permitiendo a los comités cívicos, por ejemplo, a postular legisladores, entonces sí estaremos obligando a conformaciones distintas de nuestros poderes del Estado y los electos le deberán el favor al elector. Ya no más ser deudores de los financistas y de los caciques partidarios.
Si regresamos al paciente, las amenazas serias a la vida son las que deben llamar la atención, recibir los recursos y contar con el apoyo para llevarse a cabo. Repetimos que es importante la regulación publicitaria y debe mantenerse, pero nada de lo que hoy se plantea nos garantiza un cambio de raíz en el sistema podrido que tenemos.