Félix Loarca Guzmán

Un diplomático sudamericano decía ayer, que el Águila Imperial está intensificando su vuelo para retomar el dominio que desde hace años perdió en varios países, entre ellos Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Brasil, en donde por la vía del voto, se instauraron gobiernos progresistas, logrando importantes avances en el campo del desarrollo humano y social.

El comentario del diplomático se produjo a propósito de su preocupación por el golpe de estado que estos días se encuentra en marcha en Brasil, para destituir a la presidenta Dilma Rousseff, víctima de acusaciones falsas de corrupción, que no han sido sino actos administrativos en la aplicación del presupuesto.

Sin duda, la incipiente democracia de algunos países, se encuentra amenazada por la embestida de las derechas criollas “alentadas”, desde el extranjero, para restaurar la anquilosada “democracia neoliberal”, que en el pasado fue incapaz de responder a las demandas populares.

Como escribió recientemente el analista Andrés Mora Ramírez, de la revista electrónica Con Nuestra América que se edita en Costa Rica, es una democracia a la medida de las oligarquías, del capital extranjero, de los factores de poder y de la gobernanza de la globalización.

En Argentina, esta feroz ofensiva triunfó retomando el poder con la reciente elección del ultraderechista presidente Mauricio Macri, quien de inmediato se puso al servicio de los poderes imperiales, adoptando medidas perjudiciales como el aumento al doble de las tarifas de diversos servicios públicos, entre ellos el transporte público.

Guatemala no ha estado exenta de la estrategia golpista. Sin entrar a considerar su culpabilidad o no en los actos ilícitos que se le atribuyen, el expresidente Otto Pérez Molina, también fue derribado no por las movilizaciones populares, sino por un plan cuidadosamente orquestado y puesto en marcha desde el extranjero, a través de las redes sociales con la fachada de la lucha contra la corrupción.

Lo que no queda claro hasta el momento, es qué fue lo que provocó la molestia de los poderes imperiales y de las derechas criollas, ante quienes siempre estuvo subordinado. El hecho es que, cuando ya no les fue útil lo dejaron sin apoyo y lo derrocaron. En próximos artículos trataré de ahondar sobre este tema.

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