Isabel Pinillos

Uno de los principales objetivos de Puente Norte ha sido traer a la opinión pública la realidad de la cantidad de guatemaltecos que viven actualmente en Estados Unidos.

La falta de censos en el país ha sido obstáculo principal a la hora de implementar políticas públicas desde los diferentes órganos de gobierno. Es como que si quisiéramos organizar una gran cena, y no supiéramos cuántos comensales atenderán. Esta realidad no escapa a la de los connacionales que viven en el extranjero. Es necesario conocer los datos para tomar decisiones correctas que afectarán su destino, desde la provisión de documentos de identidad, hasta la atención a quienes corren riesgo de ser deportados y deberán ser reinsertados al país.

Más aún si las elecciones de 2019 se extienden al extranjero, le tocará ahora al Registro de Ciudadanos preparar el padrón para esta población que aún se desconoce.

En Guatemala no se tiene idea de cuántos de sus nacionales viven en el exterior. Las cifras oficiales han manejado diferentes datos. Desde 2002, se ha dicho que son 1.04, 1.5, 1.6, 1.8 y finalmente 2 millones de guatemaltecos. Esta última cifra la inició a manejar el canciller Carlos Raúl Morales luego de asistir al lanzamiento de Puente Norte el año pasado, en donde se dijo que la población guatemalteca en Estados Unidos está subestimada con relación a los datos oficiales de Guatemala y de Estados Unidos.

Sin embargo, en Puente Norte creemos que esta cantidad es superior a los 2 millones. Este domingo, Prensa Libre citó en una nota al licenciado Pedro Pablo Solares, consultor de esta iniciativa, en donde se apunta hacia no menos 2.5 millones de guatemaltecos radicados sólo en EE. UU.

Este dato se basa en un estudio de campo del consultor Solares en Estados Unidos que culminó en 2014, en donde pudo determinar que los datos oficiales del Minex de aquel entonces (1.5 millones, con base a la extensión de la tarjeta de Identificación Consular y pasaporte) no tomaban en consideración lo siguiente:

a. No todos los guatemaltecos tienen acceso a un Consulado cercano. Para la mayoría acercarse a un consulado significa invertir mucho dinero, tiempo, días de trabajo y arriesgarse a entrar a ciudades con presencia policial.
b. No todos logran tramitar sus documentos con éxito por no llenar los requisitos.
c. No todos renuevan su pasaporte. El estudio indicó que en algunos sectores, más del 30% no tiene el pasaporte vigente.
d. Muchos no confían su información al consulado por temor a que su información sea compartida con autoridades de inmigración de EE. UU.
e. En los sectores estudiados, el 60% de los hijos de padres guatemaltecos no habían registrado su nacionalidad guatemalteca.
También se pudo comprobar que los consulados no cuentan con campañas de información y acompañamiento en el proceso de documentación ciudadana.

Por otra parte sabemos que las remesas traen un aumento sostenido, y sólo en 2015 tuvieron un incremento del 13.36% con relación al 2014. Esto a pesar de las deportaciones y políticas antiinmigrantes en algunos condados, que han causado un ambiente de inestabilidad para las personas indocumentadas. ¿Habremos de suponer pues, que la generosidad de los inmigrantes ha aumentado?, o ¿aceptar la presunción lógica de que efectivamente cada año llegan más personas de las que se deportan?

Es hora de que la opinión pública actualice esta cifra y que en el próximo censo que realice el INE incluya información sobre familiares en el extranjero. Si no abrimos los ojos, a este paso pronto serán 3 millones de chapines haciendo sus vidas en tierras del Tío Sam, sin nosotros siquiera darnos cuenta.

Artículo anteriorJohn Kasich pone fin a su campaña por la Casa Blanca
Artículo siguienteUn amigo