Estuardo Gamalero
“En un país bien gobernado, la pobreza es algo que avergüenza. En un país mal gobernado, la riqueza es algo que avergüenza.”
Confucio
Se edifica país con el esfuerzo de las personas, actuando apegados a la ley, planificando y dando continuidad a las buenas obras. Para destruir una Nación basta con sembrar una mentira y dejar que rinda sus frutos.
Como siempre digo, no soy dueño de la verdad y quizás existan cosas más importantes, pero hoy les comparto cinco cuestiones que en mi opinión son fundamentales para que Guatemala y su población crezcan y se fortalezcan:
1. Igualdad, libertad y justicia. Una Nación en la cual existan “ciudadanos de primera” que actúen por encima de la ley y personas de tercera categoría cuya condición humana se menosprecie, constituye un detonante para las peores injusticias y resentimientos sociales. Lo anterior, no tiene que ver con ser ricos o pobres. Lo que quiero decir es que cualquier gente, que actúe por encima de la ley, o que con su conflictividad limite las libertades y derechos que reconoce la Convención de Derechos Humanos y nuestra propia Constitución Política, está generando abismos en la base fundamental de un Estado: su población.
2. Salud, alimentación y educación. Estas son tres condiciones mínimas, que todo ser humano debe tener a su alcance para no ser una carga del Estado, su familia y la sociedad. En una República ideal e incluyente, las anteriores deberían ser responsabilidad de cada quien, sin embargo, ante la inminente historia de abandono social y el fallido “Estado Paternalista” incapaz de garantizar dichas cuestiones a las personas, es fundamental que nosotros, los que tenemos, podemos y sabemos, también reconozcamos que niños enfermos, gente hambrienta, desnutrida y personas analfabetas, son un enorme obstáculo para que el país se supere. Como gente de bien, es nuestro deber velar por que el Estado logre cumplir con el rol que la Constitución y las leyes le imponen, no permitiendo que los gobernantes tergiversen sus obligaciones y se enriquezcan a costa del pueblo.
3. Seguridad y certeza jurídica. Ambas cosas se parecen, pero no son lo mismo. La seguridad jurídica se refiere a la innegable firmeza que todas las personas debemos tener respecto de los derechos y obligaciones que hemos adquirido al amparo de la ley. La seguridad alude a la garantía de que ninguna persona: gobernante, gobernado, hombre, mujer, indígena o ladino, rico o pobre, puede limitar arbitrariamente los derechos del prójimo. La certeza, más bien alude a la certidumbre de que la aplicación de la ley, sus procedimientos y sus sanciones son oponibles y por lo tanto deben cumplirse por todos. Por ejemplo, no es legítimo que en la lucha en contra de la corrupción, aparezcan actores y detractores cuyo anhelo sea desestabilizar.
4. Generación de empleos a través de inversión, que a la vez genere empresarialidad y que a la vez produzca más propietarios. La lógica anterior parte de la premisa del Derecho de Propiedad Privada. Puedo aburrirlos tratando de explicar en qué consiste esta garantía, así que basta y sobra, para quienes tienen dos dedos de frente, reconocer que en TODOS los países y sociedades del mundo en los cuales: se ha abolido la propiedad privada; se han fomentado las expropiaciones; y se han prostituido las nacionalizaciones, los resultados han sido catastróficos, los índices de pobreza crecen ad infinitum y las personas terminan sin empleos y sin ser dueños de nada, haciéndoles creer que son dueños de todo.
5. Responsabilidad. Las personas debemos enfrentar los compromisos que como ciudadanos, funcionarios, empresarios, empleados, profesionales, líderes de poblaciones y miembros de la comunidad internacional, tenemos frente a un país y su pueblo. De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, así que no solo basta ser bueno sino también actuar apegados a la ley, de manera que las agendas personales y políticas no estén por encima del respeto y las obligaciones fundamentales. Me refiero a que todos debemos pagar impuestos, no se vale que nos aprovechemos del vecino, no debemos manosear a conveniencia política las garantías judiciales. Debemos respetar la soberanía que radica en el pueblo, la cual se delega en la independencia de los tres poderes del Estado. La nueva agenda mundial, también nos hace un llamado para ser responsables en la conservación y el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales.
¿Y usted, siente algo de vergüenza?
No podemos continuar aletargados en el tiempo y peleando como perros y gatos, mientras el resto de países de la región crecen, se superan, atraen inversiones, generan trabajo y logran el desarrollo de sus habitantes.