Igual si hablamos de miembros de pandillas, partidos políticos, diputados, ejecutivo, juzgadores, sector privado y otros actores sociales, nos queda en evidencia que Guatemala es un país con fuertes estructuras y alianzas, pero en el lado criminal porque todos los hechos que van saliendo a partir de la aplicación de la justicia y la persecución penal nos evidencian que las asociaciones en nuestro país son para sacar el máximo provecho del Estado sin que se requiera del cumplimiento de la ley para lograrlo.

Y lo vemos en una CSJ donde siguen tejiendo la chamarra porque cada día se necesita más grande para tapar todas las cochinadas que han hecho los magistrados; o en el Congreso que con total desfachatez se ha convertido en la mejor máquina para convertir en millonarios a los mercaderes de la política; en el Ejecutivo con las redes que utilizan todos y cada uno de los ministerios como su negocio en donde toman decisiones en base a intereses particulares que nada tienen que ver con el bien común para el que se organiza cualquier Estado.

Pero la sociedad es igual porque a nivel de cúpulas se ha intentado hacer hasta lo imposible para mantener el control de los políticos y el secuestro institucional, mientras que la sociedad en lugar de alegrarse y empujar por un cambio auténtico en las reglas de juego y en la práctica del sistema, se ha conformado con sentirse triunfadores por la renuncia de una pareja presidencial y se alimenta con chismes que solo fortalecen la razón de hacer filtraciones, informaciones falsas y descalificaciones a los métodos de las entidades de investigación.

Tan de estructuras criminales está compuesto el control del país que con mucha facilidad se podría reflejar por medio de un “miedómetro” quienes son los que han acumulado riqueza de mala manera versus los que se mantienen condenados a la pobreza, el abandono y la miseria.

Ninguna familia del Corredor Seco se despierta en la madrugada para ver si en el “jardín de su casa” hay personal de la CICIG o el Ministerio Público para capturarlos. Es mas, ellos son las víctimas del saqueo con el que los dueños del circo se han hecho multimillonarios con el correr de las décadas.

Somos un país con tal complicidad, que en el escenario social hasta pena les da a muchos ver que amigos están siendo procesados o serán en el futuro. Lo que queda claro es que no sabemos qué estructura es peor y ha costado más al país. Porque los mareros mataron a decenas, pero de hambre y pobreza se han muerto miles.

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