Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En la sociedad moderna, todos los seres humanos se dignifican mediante el desarrollo de actividades productivas, a las que genéricamente denominamos trabajo.

El trabajo puede ser intelectual o físico y a medida que se sofistica la sociedad, se vuelve aún más complejo.

No hay mejor manera de redistribuir la riqueza que mediante los salarios. Es una obligación de todo buen gobierno velar porque en el país haya suficiente oferta laboral y que todos los trabajadores sean retribuidos mediante un salario justo.

Entre más desarrollo hay, más plenitud de trabajo existe. Es por ello que en los países desarrollados la población se encuentra en pleno empleo, los salarios son económicamente satisfactorios y permiten que todas las personas activas devenguen un ingreso suficiente para cubrir la totalidad de las necesidades de su núcleo familiar, incluyendo el recreo que también es parte de la necesidad de todos los seres humanos.

En sociedades como la de Estados Unidos, los salarios mínimos son cada vez más altos. Prueba de ello es que uno de los candidatos del Partido Demócrata está proponiendo que a nivel nacional el salario mínimo, por hora, sea de US$15.00, el cual de hecho ya está vigente en numerosos estados.

Muchas personas desean inmigrar hacia Estados Unidos y hacia los países desarrollados, porque como es natural desean gozar, no solo de salarios justos sino de condiciones de trabajo dignas. En Europa, cada vez más, la jornada de trabajo se reduce, todo lo que permite mayores satisfactores a la ciudadanía.

En Guatemala y Centroamérica, las condiciones de trabajo son deplorables, no existe suficiente oferta y los salarios mínimos no se actualizan todos los años y, más grave aún, dependiendo de la actividad, no se respeta o se busca que el mismo Estado, en lugar de unificarlo, lo disperse.

En los últimos años, como fue el caso del gobierno que presidió Álvaro Colom, en lugar de unificar el salario mínimo a nivel nacional, se creó un salario para la actividad de maquila, ignorando que entre el comercio, los servicios, la industria o maquila no hay diferentes requerimientos, la única característica que los distingue es que la maquila es el principal producto que se exporta hacia países que son los que compran las prendas o ropa que se produce con materias primas temporalmente importadas a las que lo único que se incorpora es la mano de obra local. Lo mismo sucede en otras actividades como los centros de llamadas internacionales.

Si el actual gobierno, desde el principio, no sabe definir una política salarial justa caerá en el mismo error en que cayeron los gobiernos que presidieron Óscar Berger, Álvaro Colom y Otto Pérez Molina, lo cual sería sumamente lamentable, por cuanto el actual binomio presidencial, integrado por Jimmy Morales y Jafeth Cabrera, fue electo por la mayoría de trabajadores y miembros de la clase media del país y sin duda alguna en su campaña política no recibieron mayores aportes de la cúpula económica o de los empresarios organizados, aun cuando es evidente que en el Gabinete de gobierno hay ministros que provienen del sector exportador y del sector de maquilas; sin embargo, la decisión de política social y de justicia laboral está por ley y por conciencia en manos del Presidente y Vicepresidente de la República.

¡Guatemala es primero!

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