Alfonso Mata

La problemática de la salud se debe entender no solo desde las tasas de mortalidad y morbilidad, sino de las disparidades y limitaciones sociales, en donde los promedios nacionales de esos y otros indicadores, nada dicen de la realidad del sistema de salud.

El trabajo de salud, al actuar en el plano social, necesariamente cae en lo político; desafortunadamente ni autoridades ni técnicos, han sido preparados para actuar en un proceso político. «Usted es técnico no político» se suele decir al empleado institucional y éste se lo cree y de esa cuenta, hemos creado un divorcio entre lo político y lo técnico. El proceso político -insisto- es absolutamente inevitable y no se nos enseña a hacer análisis político en las escuelas y facultades de medicina.

Para empezar, en la política no basta con predicar y convencer, lo que importa es poder hacer las cosas y eso solo se aprende si desde temprano se pierde el miedo al proceso político. Un ministerio de Salud, clave y necesario para mucho de lo que se discute, tiene que ver con decisiones políticas, en la forma de traducir un modelo conceptual, en una práctica efectiva, viable social y técnicamente, lo que significa la aplicación correcta con todo lo que se cuenta: conocimiento y recursos.

Compaginar el aspecto teórico de la salud con la práctica de ejecutar acciones, pocos lo hacen y saben hacerlo bien. Ambos son procesos complejos. Cuántos cientos de veces, ministros y viceministros van al Hospital Roosevelt dizque a «evaluar y supervisar» le dicen a la prensa y la televisión, y no vemos cambio alguno ¿por qué?

El fracaso de la mayoría de gestiones ministeriales se resume en dos cosas: los funcionarios no quieren administrar el ministerio; eso sí, quieren hacer cambios fundamentales. Hacer cambios fundamentales, demanda enfrentarse a una serie de intereses y usualmente, no tienen la capacidad ni el interés de lidiar con ellos y terminan derrotados, perdidos, mientras que las personas que están en las instituciones lo saben hacer y siempre lo han hecho y al final ganan. Eso deja una lección: al viejo empleado, le basta un esquema conceptual sólido, completo, coherente, consecuente, rígido, para que el problema se engavete: lo acerca a su realidad sin él acercarse a la realidad. La nueva autoridad, el nuevo jefe «no se ha acomodado» suele decir el viejo empleado.

Mao Tse Tung -aunque no comulgo con todo lo que dijo e hizo- nos dejó una reflexión valiosa «No se puede caminar sino con dos pies, un pie es la teoría y otro la práctica, si usas sólo uno saltas, pero no caminas» La práctica alimenta la teoría y esta afina la práctica, ésta es una lección que tenemos que aprender.

Lo necesario en este momento es entender todas las dimensiones de los marcos teóricos y las dinámicas administrativas gerenciales de las instituciones de salud y pasar a «hacer » sin perder de vista la dimensión biológica y la social; reuniéndolas más que separándolas, en un marco integral.

En la cotidianidad política nacional, desarrollar y fortalecer una práctica que permita crear alternativas a través del conocimiento, no es lo usual y menos llegar a planteamientos teóricos sólidos convincentes, aceptables, rompiendo con un nivel de generalidades que no permiten el análisis claro de los problemas y dar con las soluciones correctas, pues no se consulta con los hacedores y los que abordan los temas y mucho menos con el usuario. Los temas políticos van por un lado y los institucionales y sociales por otro y en medio de esa vorágine, se producen los resultados nefastos que tenemos.

No se necesita ser un asesor, para saber lo que se sabe y ha demostrado en todo el mundo: el poco impacto que tienen las acciones curativas en la salud. De que en mucho, la mortalidad hospitalaria, es debida al acceso no oportuno a los bancos de sangre y a la mala organización de estos, que hace a la población incurrir en gastos innecesarios y retarda las acciones curativas. Un buen funcionario de salud, debe analizar cuestiones específicas de su institución y analizarlas a la luz del conocimiento y del ámbito de práctica profesional y exponerlo a una realidad cambiante que necesita transformación con hechos no con discursos.

Artículo anteriorSeguridad y justicia
Artículo siguiente“Pensiones y pensionados” (II)