*Isabel Pinillos
ipinillos71@gmail.com

Si eres un joven entre los 14 y 35 años de edad, estás dentro de la generación de los “Millenials”. Aunque tu legado está aún por conocerse, tu voz y tus pensamientos se hacen escuchar como los de ninguna otra generación que te antecedió. Las personas que creen que eres el futuro se equivocan, pues tú ya eres el presente.

El internet es tu hábitat natural, creciste con la información en la palma de la mano. Con un poco de curiosidad y una buena dosis de disposición tienes acceso a millones de datos con los que puedes aprender casi cualquier cosa.

Los vestigios de la Guerra Fría quedaron atrás. Le huyes a las afiliaciones políticas, la religión y los extremos ideológicos. Hoy el mundo se enfrenta al desempleo, las migraciones masivas, las amenazas del terrorismo, y a un planeta en agonía derivado de un consumismo desmedido. Eres más abierto a convivir con la diversidad de todo tipo, y a tolerar las diferencias.

En Guatemala, como millenial observas las contradicciones de esta sociedad. Quizás, tuviste la suerte de poder estudiar, pero ves que muchas personas en el área rural no lograron terminar la primaria. Te preparaste para sacar una carrera, pero como tú hay otros miles buscando empleo.

Creciste dentro de un conservadurismo que pregona valores cristianos, pero en donde subsisten inmensas desigualdades. Tus padres han estado demasiado ocupados en el ciclo laboral para darse cuenta, esclavos del dinero plástico y de llegar al fin de mes. Esto te lo han justificado diciendo que en la carrera de la vida, sólo los fuertes sobreviven. Y así has sido lanzado al mundo, destinado a seguir los caminos que ya han sido recorridos por tus antecesores. Si juegas bien tus cartas, quizás hasta podrás salir de este país a perseguir tus sueños.

El corazón de muchos de los tuyos buscará irse, al igual que los capitales se van a Panamá y los migrantes al norte. Mientras tanto seguirán muriendo niños en las aceras de los hospitales, seguirán el caos y la pobreza. Estos flagelos seguirán porque en el fondo lo que mata no es el hambre, ni la falta de recursos, es la total indiferencia.

Esa indiferencia ha sido heredada de generación en generación. Es la que empodera a personas como Robinson para decir sin tapujos que nuestra soberanía lo tiene sin cuidado cuando hay niños que mueren a diario. Es la que aprovecharán monstruos como Trump, que exacerban el odio y el racismo. Es la misma que está destruyendo nuestro medio ambiente y recursos naturales.

Si persigues tus sueños con esta venda impuesta, más temprano que nunca tu generación deberá enfrentar este costo social. Pero si decides despojarte de ella, te aseguro que tendrás la fuerza de otras mentes brillantes que desean un cambio a tu lado. En realidad, tuvimos una muestra de ello hace un año exacto, cuando la plaza se llenó con el ímpetu de tu voz y la de otros miles de jóvenes, generado por un manejo de redes que marcó tendencias internacionales.

Hoy más que nunca Guatemala necesita de tu capacidad de discernimiento, de provocar discusión y cambio. No tengas miedo de ser único. La vastedad de recursos que tienes a tu alcance debes usarlos a tu favor. Tus héroes también han destruido las barreras de su época. ¡Lee! Las cosas que te mueven, tu sensibilidad, úsalas para el bien de tu país. Rechaza la herencia del conservadurismo cuya propuesta es ya insostenible. Toma tus espacios y crea el lugar en donde quieres vivir de manera congruente.
*Puente Norte

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