Dra. Ana Cristina Morales

La persona es un ser social por lo tanto las interacciones que realiza en el trascurso de su vida son las que le confieren la posibilidad de definirse a sí misma. Sin embargo, muchas de esas interacciones y conocimiento obtenido de estas llegan a conformar la noción de quién es y cómo debería actuar en el papel de vida que le corresponde.

Pero cada contexto de ambiente social, la familia, la escuela, el trabajo, la religión, las amistades, el círculo de colegas, vecinos y al…Tienen preconcepciones de las cosas a través de estereotipos tales como los de género, clase, etnia y ellos conducen a aportes deformantes de la realidad de quien se es y quien verdaderamente se desea ser.

Es difícil la observación, el análisis y la opción de asumir una identidad propia. Debido a que la sociedad y la cultura enmarcan la mayor parte de paradigmas de quién se es en este mundo. De tal manera, existe gente que encaja dentro de las normas sociales establecidas y otra, considero una minoría, se mantiene con avidez de encontrarse a sí misma, definiéndose desde su interior hacia su exterior, tratando de conectarse con su propia naturaleza, su espiritualidad y trazando su destino.

Al trabajar con el concepto de autoestima de las personas es de observar el bagaje y mella que su propia historia realiza sobre el concepto que tiene de sí misma, y la posibilidad de prodigarse respeto. Son historias del pasado, posiblemente de la niñez pero llegan a constituir una parte importante de la observación de cómo se definen a sí en el tiempo presente.

Uno de los postulados que se toma para el trabajo a con el tema de autoestima en la persona adulta; es precisamente, recordarle que cuando niño o niña no contaba con recursos personales para defenderse de los avatares de la vida. Pero hoy, como adulta, tiene posibilidades distintas, posibilidades de elegir la existencia y la clase de persona que desea ser.

Algo que con el pasar del tiempo pienso que puede ser cuestionable, porque mucha gente durante su niñez, tuvo amputaciones graves que le impidieron el desarrollo esperable de recursos psicológicos y destrezas sociales que le ayudarán a enfrentar los eventos y problemas encontrados en su existencia de mejor manera.

Es de considerar que para que una persona goce de habilidades sociales que le ayuden a vivir y solventar problemas. Se hace necesario que cuente con una red de apoyo aunque sea de manera mínima.

Por lo cual, surge a consideración el hecho de que en dicha búsqueda las personas corren riesgos. Uno podría ser encontrarse a sí mismas de manera auténtica y tener el conflicto de ser desadaptadas socialmente o estigmatizadas con algún desorden psiquiátrico. Otro, podría ser que en la búsqueda de ese apoyo tan necesario para sentirse con seguridad y libre de miedos. La persona se masifique, se una a fanatismos religiosos, políticos y sociales. Porque de esta manera siente obtener un concepto de quién es y al mismo tiempo, darle un significado a su existencia. Claro está que existirán otros riesgos.

Dentro de la sociedad existen normas de convivencia social pero, cuando estas son capaces de socavar la identidad personal, es necesario realizar un cuestionamiento de las mismas.

Es de observar, que dentro de nuestra cultura queda prohibido cuestionar, queda prohibido expresarse, queda prohibido ser auténtico. Y con tanta prohibición se anula la posibilidad de crecimiento y de desarrollo tanto a nivel personal como de manera colectiva.

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