Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

La visita del presidente del Colombia, Juan Manuel Santos, tiene varias aristas que vale la pena analizar, puesto que primero habló de un tema muy incómodo para muchos (combate a la pobreza), vino a ver cómo NO debe ser un proceso de paz y tercero, a participar en un foro de un expresidente, Vinicio Cerezo, creador de nuestra pistocracia.

Santos le habló a los empresarios de la necesidad de tener una economía sólida pero que sea la base para poder enfrentar grandes flagelos como la pobreza, la falta de educación y la inseguridad; en otras palabras, tener una economía sólida debe dar paso para que cada vez sean más familias las que tengan acceso a oportunidades y eso implica acabar el modelo de la privatización de las oportunidades que ha funcionado en Guatemala.

Santos no dejó de lado la importancia de fortalecer la economía del país, no obstante, aclaró que se debe buscar un crecimiento que tenga impacto positivo en los indicadores sociales y ese mensaje sí que es importante porque hay mucha gente que no ha reparado que Guatemala es una bomba de tiempo si no logramos que la gente no tenga más y mejores oportunidades y que la mejor forma de hacer sostenible un negocio, es que el mismo país y su gente tengan sostenibilidad más allá de las remesas.

Me imagino que Santos vino a ver cómo es que no se debe llevar a cabo un proceso de paz, puesto que podrá haber visto de primera mano que tras la guerra empezamos a vivir tiempos de posguerra porque los Acuerdos de Paz terminaron siendo un pacto entre las elites de dirigencia de cada bando, pero no ayudaron (porque no se quiso) a resolver los problemas de fondo que originaron un cruento conflicto armado.

El proceso de paz en Guatemala, firmado por Álvaro Arzú, fue como sus pasos a desnivel que construye en Su Muni, es decir, muy bonitos a la vista pero totalmente inefectivos para resolver los problemas de fondo.

Además, la visita de Santos nos permitió de nuevo ver lo increíble que es cómo, en un país como Guatemala, Vinicio Cerezo, un expresidente que fue el facilitador de grandes fortunas en el país, ahora se sienta a dar cátedras de democracia y eso nos tiene que abrir los ojos para darnos cuenta que a los guatemaltecos nos basta con que los lobos se vistan con piel de oveja.

Ojalá el mensaje del presidente de un país que ha logrado enfrentar grandes flagelos para empoderar a su gente a pesar de los problemas de la guerra y el narcotráfico no caiga en saco roto aquí, porque nuestra Guatemala se desangra sin que mucha gente repare en ello.

Nuestro sistema político sigue intacto y eso quiere decir que sigue lleno de vicios y de mafiosos que lo saben operar mejor que los que el famoso mago Vitelio Castillo a su ventrílocuo “Don Toribio” y como bien dijo Santos y nos lo han dicho muchos, esta lucha por cambiar el país, ha sido, es y siempre será una lucha nuestra y de nadie más que nuestra.

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