Marco tulio Trejo Paiz
Todos o casi todos los pretendientes a sentarse en el mullido sillón del quinto piso del Palacio Nacional “apellidado” de la Cultura, siempre hacen promesas que parcialmente no cumplen y se hacen los locos cuando disfrutan del loteriazo…
Podríamos mencionar uno a uno, con sus nombres y apellidos a esos triunfalistas de la politiquería incapaces de hacer política propiamente dicha, pero no queremos provocar tedio en los estimados lectores de esta tribuna de la prensa independiente que hace honor a la libertad de expresión.
Ya dijimos en el titular que a don Jimmy los líderes de su partido le metieron un golazo, y lo reiteramos como en alta voz con referencia al grupo de ocho desleales politiqueros que los llevaron a arrellanarse en las curules del tristemente célebre recinto parlamentario que, de repente, todos los diputíteres se irán a sus casas por presión de valientes manifestantes como los que formaron mares humanos contra los hombres y las mujeres que tuvieron que dejar las altas posiciones de la burocracia.
Los candidatos que de la llanura escalaron las alturas de la llenura tuvieron que renunciar por miles de manifestantes que ya no cabían en la Plaza de la Constitución y sus contornos, pues lo mismo puede acontecer con todos, todititos los curuleros que han contribuido a causar más desprestigio al Congreso, a cuyas ubres están prendidos, como parásitos, el grueso de los llamados padrastros de nuestra ofendida y esquilmada patria.
Creemos no estar equivocados cuando decimos que tarde o temprano tendremos gigantescas manifestaciones de airados guatemaltecos que llenarán las céntricas calles que rodean al sombrío caserón de la 9ª. avenida para no dejar entrar ni salir a los diputíteres, hasta que se vayan con la cola entre las piernas para no volver más.
Juan Pueblo sentencia: Está bien que se dejen vacías las butacas congresiles para que en elecciones libres, realmente democráticas, sean electos ciudadanos capaces y honestos que saneen el Congreso plagado de desvergonzados diputados corruptos desde la coronilla hasta la suela de sus zapatos…