Lucrecia de Palomo

Atravesaron el Atlántico y llegaron a tierras americanas. Aunque pareciera imposible, aquello que sucedió hace más de quinientos años se vuelve a repetir. Vivimos situaciones muy similares a las de antaño y caemos en las mismas trampas de los espejitos.

Los conquistadores españoles, que arrasaron con Tenochtitlán, atravesaron el territorio mexicano rumbo al sur, se introdujeron en el nuestro y bajo engaño hicieron alianzas con nativos que padecieron su falta de lealtad y traición. Traición por dinero y poder. Acabaron con casi toda una población nativa, violaron a sus mujeres e impusieron su cultura; nos despojaron hasta de la dignidad y sus conductas prepotentes dejaron su huella en nosotros y nuestras instituciones. A pesar del tiempo que ha transcurrido aún quedan rezagos del daño causado que puede notarse en algunas conductas, entre las cuales podemos mencionar el servilismo, el silencio ante situaciones peligrosas o ambiguas y la aceptación de lo que viene de quien creemos con poder.

Esta irrupción vuelve a suceder, no viene Pedro de Alvarado, llega Asunta Vivó y hace alianzas con guatemaltecos. Viene del otro lado del mar, no en carabelas sino en avión; no trae ordenanzas del rey, pero trae “sugerencias” internacionales. No es Visitadora, es la Secretaria General de la Comisión Internacional Contra la Pena de Muerte (CIPM) instaurada en 2010 por el expresidente español Zapatero. La CIPM está integrada por muchos exfuncionarios de distintos países y organismos internacionales; su presidente el señor Federico Mayor, director general de UNESCO de 1988 a 1997. Pero también muchos exburócratas que me imagino, obtienen alguna que otra buena remuneración.

Dentro de las acciones de la Comisión, para poder cumplir con su objetivo de promover la abolición de la pena de muerte en el mundo, están la de intervenir con altos representantes y personalidades de países concretos, junto con representantes de organizaciones intergubernamentales y las ONG. Contactan y visitan a funcionarios de alto rango.

La señora Vivó, en su primera visita al país, brincó el charco por la seria discusión que en Guatemala se está dando para restituir la pena de muerte. Inició su recorrido institucional con la Junta Directiva del Congreso de la República acompañada de los guatemaltecos Nery Rodenas de la ODHAG y Ana Isabel Prera -diputada al Congreso de la República durante gobierno de Vinicio Cerezo, embajadora en Francia y luego funcionaria de la UNESCO; actualmente vive en París. En sus intervenciones Vivó “sugiere” e indica que “podría” haber consecuencias para el país si se restituye la pena muerte.

Guatemala ¿libre, soberana e independiente? Es una vergüenza que sigamos permitiendo que extranjeros tirados con honda decidan sobre nosotros. El tema de pena de muerte es una discusión nacional que debe hacerse en Guatemala por los guatemaltecos, sin injerencias de organizaciones internacionales cuestionadas y con personas que no viven aquí y no conocen nuestra situación. Debería haber pasado el asombro a los espejitos.

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