Edith González

“Guatemala está herida, pero no de muerte”
Presidente de Guatemala, Kjell  Eugenio Laugerud García 1976.

La tarde estaba calurosa, y como buen viernes en la ciudad capital el tráfico empezaba a ponerse cada vez más denso, sin embargo, poco a poco el salón se fue colmando. Café León en la 8ª. avenida y 9ª. calle, zona 1 en  el Centro Histórico de la ciudad  fue el sitio elegido   por la Red de Cronistas de Guatemala para recordar la  ya lejana madrugada del miércoles 4 de febrero de 1976, cuando  un sismo de  7.5  en la escala de Richter y 9 grados en la escala de Mercali con 35 segundos de duración  asolara el territorio nacional y dejara una estela de muerte y desolación en 17 departamentos.

Ricardo Gatica  inició la charla y  relató su trabajo reporteril de aquellos días, exponiendo testimonios de los  afectados el trabajo del gobierno para levantar el país y la ayuda recibida, lo que plasmó en un libro.

El cronista de San Martín Jilopeteque, Miguel Ángel Car  narró su  recorrido por veredas y lodazales desde la capital, hasta su tierra para conocer el paradero de su familia y el horror que le invadió a la entrada al pueblo al ver que no había una  sola casa de pie. E igualmente la alegría que embargó al municipio cuando  la iglesia Católica fue reconstruida  por la Cervecería y entregada a la comunidad.

Federico Carranza, cronista de Sumpango  expuso la dura experiencia vivida por sus coterráneos ante  la pérdida de sus familiares y sus  viviendas y la solidaridad    mostrada en la ayuda a cada uno de los afectados, de parte de  vecinos y de las autoridades.

Carlos Fuentes cronista de Villa Nueva recordó datos  importantes y significativos como los acuerdo emitidos por el presidente  Laugerud para la recolección y repartición de ayuda  a los damnificados, la seguridad a las personas y viviendas y  las prohibiciones que se establecieron para su resguardo.

Osberto Gómez cronista de Mixco, nos recordó las tembloreras, o champas en que vivimos algunos días los chapines, el temor ante las réplicas y la dificultad para trasladarnos y comunicarnos ante la falta de tecnología de ese entonces.

Uno de los invitados el General Julio César Ruano, narró la labor del Ejército, y como los 20 mil efectivos fueron puestos al servicio de la población para rescates, seguridad y  distribución de la ayuda tanto nacional como internacional que fluyó durante muchos días posteriores al siniestro.

Claudia Flores, de Conred, realizó una exposición muy puntual dejando ver que cada uno debemos de velar por estar preparados para  posibles  desastres, de manera personal y de manera comunitaria, pensando en cada  conocimiento, acción y actitud de la que podamos echar mano hoy para enfrentar el desastre en un  futuro.

Por su parte el ingeniero Edy Sánchez, además de narrar su experiencia personal expresó comentarios relacionados con las situaciones de riesgo, las prevenciones y la importancia de la organización  ante los  siniestros. Recordando el mantener siempre cerca una lámpara de mano, lo que a él le fue de mucha utilidad.

Descansen en paz las 22, 778 víctimas mortales.

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