Más que la frase que lo presentaba como “ni corrupto ni ladrón”, el mayor acierto publicitario de Jimmy Morales en la campaña se dio en la segunda vuelta cuando planteó que su lucha era contra la vieja, sin referirse a Sandra Torres, si no a la vieja forma de hacer política. Manejó con habilidad el juego de palabras para aprovechar el repudio que en muchos sectores despertaba la candidata del partido Unidad Nacional de la Esperanza, exmujer de Álvaro Colom Caballeros y verdadero poder tras el trono durante ese gobierno.

Y fue tan exitoso el manejo que en las elecciones de segunda vuelta Morales duplicó los votos de su contendiente, logrando un crecimiento muy fuerte mientras que para Torres se vio que prácticamente había alcanzado su techo en la primera vuelta, teniendo un raquítico crecimiento para la segunda vuelta electoral.

La derrota de la vieja política pareció aplastante y entusiasmó a quienes creían que se venían tiempos de cambio. Sin embargo, en la práctica vemos que lo que se dio fue un reacomodo político interesante en el que la fuerza derrotada en las urnas, asume el mayor poder y control por la vía del Legislativo en donde se concentran todos los integrantes del partido. Fortalecidos por la hábil jugada de Mario Taracena, quien nunca ha dado palos de ciego y siempre ha planificado todos aquellos hechos que algunos calificaban de locuras o exabruptos, al publicar los sueldos y contratos de personal en el Congreso, los seguidores de Sandra Torres lejos de estar en la lona, como creyeron algunos tras el cómputo de votos de la segunda vuelta, ahora están mejor posicionados.

El manejo del Congreso es fundamental para el mantenimiento de los privilegios y las condiciones que permite el funcionamiento de la vieja política, y eso lo entendieron a la perfección los derrotados que pudieron hacer de un limón una limonada. El reposicionamiento logrado a partir de la publicación de los sueldos en el Congreso los pone ahora en condición de establecer las reglas del juego y el primer mensaje enviado fue el de demostrar quién manda, dejando fuera de las comisiones a los bisoños diputados del oficialismo que, literalmente, demostraron que ni huelen ni hieden.

Los diputados de la UNE vieron cómo un pacto entre Baldizón y Sinibaldi en la legislatura pasada permitió que mediante el control del presupuesto, ambos partidos se repartieran los recursos para fortalecerse electoralmente, y todo hubiera funcionado de no ser por los plantones ciudadanos. Ahora el desmantelamiento de Lider y PP, deja a la UNE como el único grupo con colmillo y cintura y no van a desperdiciar la oportunidad.

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