Gladys Monterroso
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“La aflicción, como el herrero, nos forja a golpes” Christian N. Bovee
Existe una teoría a nivel mundial, muy discutida, que establece que el tercer lunes de cada enero, es el día más triste del año, podemos sentirnos deprimidos, colapsados emocionalmente, verlo todo gris.
Aunque parezca una falacia, existen sustentos científicos para haber identificado ese lunes precisamente como el más triste, los motivos pueden ser muchos, tomando en cuenta, que inconscientemente cada 31 de diciembre cerramos un círculo, para abrir uno nuevo.
Probablemente no muchos lo aceptemos, pero en nuestro ser interno, pensamos y sentimos que, cada año el calendario marca el final de una etapa, para dar inicio a otra, por ejemplo, quienes tenemos el privilegio de contar con tres comidas al día, así como muchas cosas más, nos ponemos metas, como ir al gimnasio, bajar de peso, estudiar algo, iniciar un nuevo proyecto, ser mejores personas, ayudar a alguien, en fin, infinidad de objetivos.
Para quienes no tienen tantos privilegios, ese cambio de año puede significar, una esperanza de vida, por ejemplo encontrar empleo, mejorar el que se tiene, cambiar de actividad, existen tantas necesidades humanas, que por lo inesperadas que pueden resultar, es imposible cualificarlas, lo que es más general, aunque con su dosis de relatividad, es ¿Qué se espera con el cambio de año? Cada quien sabrá si espera algo, y la intensidad o no de su deseo.
El Blue Monday, es consecuencia, de que los planes no se cumplen, porque el tercer lunes (Principio de semana) es una especie de abrir de ojos y ver la mayoría de las veces, que todo sigue igual, o en nuestros países la mayoría de las ocasiones, es peor, el dinero no alcanzó, los niños entran a estudiar (Los que mal, o bien pueden) los demás ni a eso llegan, se continúa sin trabajo, o se vuelve a la rutina, en fin ese día se despierta a la realidad, de que el cambio de año no significó nada, que la vida sigue igual, para algunos peor, un mínimo porcentaje probablemente mejoró.
Viene a colación lo anterior, porque según un reportaje, los niños en Guatemala sufren de estrés porque no cuentan con parques para jugar, no existen lugares de recreación, ya que la inseguridad, más la falta de educación vial, que hoy la madrepadre trabaja, cocina, y realiza los oficios domésticos, y donde conviven los dos, regularmente la madre trabaja también, los niños se encuentran en espacios muy cerrados, y no se ejercitan, lo que significa que no tienen como descargar sus energías, situación negativa para sus vidas, no existen campos a falta de parques, y el acecho de las maras, los encierra aún más.
Otro problema que causa estrés, en los mayores de las áreas urbanas que tienen un empleo, es el tráfico vehícular, que cada año crece más y desordenadamente, según un reportaje de PL 1 millón 50 mil vehículos circulan en la ciudad capital, en un día de transito alto, que en nuestro Blue Monday se intensificó enormemente, situación que creó estrés en adultos, jóvenes y niños, ya que al ser el día en el que prácticamente inicia todo, ciclo escolar, “normalización de la vida” y otros factores más, se convierte en un día deprimente, estresante, cansado, sin mayores motivaciones, y sí con mucha carga física y emocional.
Por lo anteriormente expuesto, y aunque algunos le restan importancia al impacto de este tercer lunes de un año que inicia, para quienes nos toca ser parte del motor que mueve la maquinaria de la vida laboral, pero que además como seres humanos, tenemos planes de todo tipo, pocos se cumplirán por factores externo, el tercer lunes de enero, proyecta lo que será este nuevo año, que no debería significar tanto, pero que sin embargo, tiene un valor más grande de lo que quisiéramos.
Si sus planes no se cumplieron, o no como quisiera, el año tiene muchos lunes más, con fatiga, decepción, depresión o cansancio, hoy martes, y todos los demás días, prometen ser mejor.