Félix Loarca Guzmán

A pocas horas de asumir el puesto de Presidente de Guatemala no es aventurado decir que el candidato triunfante en las elecciones, el comediante de la tele Jimmy Morales, recibirá una brasa muy caliente en el marco de un futuro incierto para el país, frente a un pueblo agobiado por una mezcla de frustración y desencanto ante la clase política a causa de los desastrosos resultados de los dos últimos gobiernos, el de Otto Pérez Molina, acusado de actos de corrupción, y el de Alejandro Maldonado Aguirre marcado por su intolerancia y su tentativa de pisotear el estado de Derecho.

La investidura del nuevo gobernante está prevista para mañana jueves en una ceremonia austera en el Teatro Nacional ante la presencia del Rey Emérito de España, Juan Carlos, y ocho gobernantes de América, entre ellos los Presidentes Rafael Correa de Ecuador; Juan Manuel Santos, de Colombia; Enrique Peña Nieto, de México, y el Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Jimmy Morales asumirá el mando en medio de muchos desafíos, enfrentando una deuda de mil cincuenta millones de quetzales, que le está dejando el insípido gobierno de Maldonado Aguirre, y una asfixiante crisis en los hospitales por la falta de insumos debido a las enormes deudas a los proveedores.

El espacio de maniobra del nuevo Presidente será muy reducido, pues es un novato en el manejo de la cosa pública y, además, carece de un capital político propio. La bancada del partido que lo postuló, FC Nación, será minoritaria con solo 11 diputados de los 158 que integran la cámara.

Mientras tanto, la incertidumbre se agudiza más conforme pasan las horas, ante el avance de la cultura de la muerte con el incontrolable torrente de actos de violencia, especialmente ataques armados contra los conductores del transporte público, el doloroso arribo de muchos deportados de los Estados Unidos, una débil recaudación tributaria, así como el creciente aumento del desempleo y la desnutrición.

La pésima conducción de la política económica de los últimos gobiernos, ha incrementado la pobreza que ya alcanza casi el 60 % de la población, mientras la deuda pública crece en forma preocupante.

Asimismo, el alza de los precios casi todos los días tiene desesperados a los ciudadanos, pues los salarios ya no les alcanzan.

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