Juan de Dios Rojas

A lo largo y ancho de los comicios el país se vio envuelto en una verdadera contienda llena de matices diversos, de alto voltaje. Los candidatos en general ofrecieron el oro y el moro, igual que siempre. Resonaron en los cuatro vientos sus ofrecimientos en escala ascendente todos. Resultaron contradictorios, si tomamos en consideración que andamos por el hundimiento.

Habrase visto el caso endeudado hasta el tope con bancos internacionales del exterior, consecuencia de manejos torpes y tanto apoderamiento de las arcas nacionales de los mandamases insaciables, dedicados a sus propios intereses personales; nadie puede aún emitir expresiones en su defensa, a menos que hayan recibido una tajada a tiempo del festín repudiable comprobado por la ley.

Además, al menos siquiera el Organismo Judicial integrado por jueces, fiscales y el representante de la CIGIG, después de ligarlos a proceso, comenzaron a aplicarles la Ley de Extinción de Dominio, al momento de congelarles las cuentas bancarias suyas y de sus testaferros serviles. Eso conforma motivos de apoyo irrestricto de la inmensa mayoría de connacionales avispados.

Tras el preámbulo vamos al grano, ¿cómo es posible que ofrecieran sin ambages y a todo pulmón planes, proyectos y mentirillas de ganar? Una cosa trae otra, andan más perdidos que el hijo de la Llorona los que tuvieron a base de las eternas movidas, el cuero de ofrecer aquí y allá obras monumentales de infraestructura física, cuando fenómenos naturales a su paso destruyen todo.

Para decir claro las cosas podrían realizarse esos mentirosos ofrecimientos nada más con cascaritas de huevo, de verdad; hasta el corto de entendederas lo asimila muy bien y da la razón, excepto las frases estereotipadas, concernientes a un mundo de fantasía, que despabila cualquier amargura y la problemática imperante, basta tomar en cuenta la pobreza y extrema pobreza imperantes.

Cuando ha sido más utilitario y frecuente, al calor de dichos y hechos comunes sobre todo si media la confianza respectiva y buena dosis de ingenio persistente, la aludida y chispeante expresión, existe la total comprensión y asimismo el entendimiento apoya, refuerza y reafirma lo dicho concerniente a la realidad, monda y lironda, sin excusas ni pretextos tampoco.

Con la venia de quienes se tomen su tiempo bonancible y lean estos renglones darán la razón y la realidad al tema que intentamos enfocar. No puede permanecer en el olvido semejante cuestión. Los objetivos del plan que sea o se pretenda hacer realidad, sin la menor duda hay que contar con los fondos respectivos. Si solamente tenemos cascaritas de huevo, nada resulta.

Por eso mismo, el nuevo gobierno electo romperá lanzas tras conseguir recursos monetarios, mucho mejor si son el resultado propicio de los impuestos ya creados. La clave es siempre el correcto manejo de los mismos; el estricto control aduanero, guerra al contrabando, corrupción avasalladora, corrupción escandalosa, guerra al temible blanqueo de dinero y mucho más.

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