Carlos Barrios de León

Era un hombre bueno. Bueno como el pan. Durante muchos años gozamos de su amistad, de su afecto y solidaridad. Lo conocimos en esta tierra bendita de San Marcos: donde nace, crece, se reproduce Y NO MUERE, la dignidad nacional.

Sencillo, sincero, irreprochable, incorruptible e inclaudicable. Desde muy temprano asumimos que sería un marquense triunfador. En los estudios, en la literatura, en su vocación democrática y humanitaria.
Recién graduado de maestro en el glorioso INMO viajó a la Capital para estudiar Derecho, al igual que su hermano el poeta laureado JOSE LUIS. Se abrió espacio en los círculos intelectuales de la metrópoli, haciendo amistad con estudiantes, profesionales, patriotas y periodistas. Ingresó al ámbito periodístico, donde pronto inició brillante carrera. En 1965 ganó la mayoría de premios de la APG por sus interesantes reportajes. Leímos sus gratas columnas en El Gráfico, en Prensa Libre y finalmente en La Hora (Tribuna, no mostrador), del imponderable León de los Achiotes Jumay, Don Clemente Marroquín Rojas.

Sus «Palabras de Papel» siempre fueron buscadas y devoradas con fruición, por lo acertado y contundente de su criterio, severo y ecuánime, categórico y enérgico.

Desempeñó importantes cargos en la Administración Pública: Relacionista del Banco de Guatemala, Secretario de la Comisión Nacional de Reconciliación, nombrado por Monseñor Quezada Toruño. Brilló por su eficiencia y eficacia.

En agosto de 1997 me dedicó unas palabras de papel, a raíz de un incidente dentro del bloque parlamentario del Frente Democrático Nueva Guatemala; y siempre estuvo atento, al servicio de su pueblo y de su gente.

Con la colaboración de la Editorial Shecana y F&G Editores permitió dar a conocer su vocación literaria, obsequiándonos valiosos testimonios de su intelecto poético y anecdótico.

Lamentablemente, el año de 2015, la fatalidad lo saturó de manera inclemente: tras el accidente de su amada esposa MAGNOLIA, en los EE. UU., los sufrimientos se le acumularon, máxime cuando perdió a su compañera de toda una vida. Luego, su organismo se vio afectado por diversas molestias que poco a poco fueron minando sus defensas, su fortaleza física, hasta cobrar el precio de su vida, ante la impotencia de la ciencia médica.

Ahora está en el país de los Inmortales, gozando las maravillas del Reino, del descanso, de la vida, y perdón eternos. Por ello rogamos a Nuestro GRAN DIOS, que le conceda un lugar de privilegio en el aposento de los bienaventurados, y que en compañía de su amada Magnolia, de su querida y Santa Madre, de su hermano José Luis; y de toda una cohorte de amigos entrañables, disfrutando el beneplácito del Altísimo.

Entretanto, aquí, en el valle de lágrimas, quedamos: sus hijos y nietos, sus amigos y compañeros. Y en las páginas irredentas del Diario LA HORA, su fiel escudero, confidente y hermano de mil batallas, ROMUALDO TISHUDO, llora desconsolado. Se fue su Quijote, sin Rocinante y sin mancha.

Y en lo que nos reponemos del dolor de su partida y lo incorporamos a nuestro libro GENIO Y FIGURA; sean estas líneas escritas con nostalgia, un homenaje de sus AMIGOS DEL ALMA: Tono Funes, Miguel Ángel Barrios, Armando Rodríguez, Julio Rodríguez, Eduardo López, Oscar Clemente Marroquín, Sonia Artemisa Diana Díaz, Héctor Eliú Cifuentes, del Shecanito Byron Quezada, de Mario Castillo, de Fraternidad Shecana, de toda la Mara…villa de amigos y compañeros de Tejutla, del Carmen Frontera, Marquense-Sampedrano y Mixqueños. Y de este Quijote con estampa de Sancho y Alma de cántaro. Carlitos El Gordo Barrios de León. !HASTA PRONTO MI QUERIDO WAYO¡- como solías escribir tu nombre-, el roedor Villatoro! Eterno descanso EN PAZ. AMÉN.

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