Estuardo Gamalero

“El que no vive para servir, no sirve para vivir” –Teresa de Calcuta–

El título resultará familiar para quienes estén en contacto con temas de: “formación personal”, “excelencia en la atención y servicio al cliente”, “motivación”, “crecimiento y oportunidad”.

Me gusta leer, aunque aún no logró hacerlo un hábito. Mantengo dos o tres libros a medias (para no aburrirme) y cada cierto tiempo refresco el repertorio. A lo largo de mi vida, he recibido varias capacitaciones, charlas motivacionales y seminarios que buscan fortalecer algún aspecto de la persona, ya sea en lo profesional, lo social o lo laboral.

El contenido de las anteriores, son en su mayoría temas que si bien parten de premisas válidas y conclusiones lógicas, también resultan cuestiones de moda para justificar algo: despidos masivos, fusiones, economías a escala, promociones inesperadas, revoluciones, manifestaciones, etcétera.

De mi padre aprendí que: “basta instruirse de una sola cosa de alguien o algo, para saber que valió la pena el tiempo invertido”. Hoy les quiero contar del “Factor Fred”. Hace 8 años, leí el libro que lleva ese título, del autor Mark Sanborn. El libro es fácil de leer y su comprensión sumamente elemental. En aquel entonces reconocí la lógica en los argumentos y la validez de las observaciones y conclusiones. Sin embargo, las circunstancias de aquel entonces no me dejaron profundizar en la importancia de los mensajes.

Para el descanso del pasado año nuevo y en las prisas de contar con un libro, escogí “Nuevas ideas para seguir brindando resultados extraordinarios”. El autor era el mismo. No sé si por orgullo, vanidad o simple superación personal, me llamó la atención el título. Lo vi como una oportunidad para procurar mejores resultados en los distintos aspectos de mi vida.

El Factor Fred, está inspirado en un hombre sencillo y de pocos recursos: Un cartero de nombre Fred, cuya gran virtud era la pasión que ponía en su trabajo todos los días. Una persona capaz de convertir algo mecánico y repetitivo, en un servicio excelente abonado con sinceridad y calor humano. Alguien con el interés genuino de atender y servir a cada cliente o usuario del correo que tenía a su cargo. Fred es un hombre inspirador, que a lo largo de los años se ganó el aprecio y el reconocimiento de millares de personas.

El ejemplo de vida de Fred, pone de manifiesto que cuando una persona lleva a cabo sus tareas con creatividad, compromiso, calidad, entusiasmo y excelencia, automáticamente adquiere un liderazgo real acompañado de carisma, que por cierto es imposible de comprar con dinero. El caso de Fred, funcionó como chispa para que brillaran miles de historias similares, sobre personas ordinarias que hacían extraordinariamente sus tareas. Los casos van desde taxistas, recepcionistas, secretarias, maestras, hasta hombres de negocios y millonarios.

Me pareció importante traer a colación el Factor Fred y las “nuevas ideas para seguir brindando resultados extraordinarios”, pues en más de una ocasión hemos leído o escuchado: cómo diversas personas de distintos estratos se preguntan (y por supuesto nos preguntamos): ¿Cómo podemos servir a nuestro país? ¿Cómo podemos hacer una diferencia positiva en la sociedad? Fácilmente nos desmotivamos, pues partimos del paradigma que, para hacer un cambio se tiene que tener dinero, estar en un puesto de poder o como mínimo en un lugar clave.

Las principales lecciones del Factor Fred, reposan en cuatro principios que enuncio y brevemente describo: I) Todos, sin excepción podemos ser y marcar la diferencia: Necesitamos sentirnos valiosos. La posición laboral no determina el desempeño, pero definitivamente el desempeño si determina la posición en la vida; II) Las relaciones fundamentan el éxito: la calidad de la relación determina la calidad del servicio o el producto. Pobre un empresario, comerciante, trabajador o profesional que únicamente lo buscan por ser “el más barato”; III ) Generar valor para los demás, sin que ello cueste un centavo: Debemos competir continuamente contra nuestro propio potencial, de manera que salgamos del conformismo y la mediocridad; IV) El ser humano tiene la capacidad de reinventarse de vez en cuando: Los verdaderos líderes se enfocan en dar más que en recibir. Siempre intentan hacer las cosas de la mejor manera y buscan la excelencia por principio, no porque alguien los esté observando.

Los guatemaltecos nos hemos vuelto expertos en criticar y destruir, sin siquiera considerar y experimentar. El ego muchas veces nos impide aceptar posibilidades y cambios. Vale la pena reconocer que no somos dueños de la verdad, pero sí podemos representar un cambio a través de las oportunidades. Nunca estará de más el autoanálisis de: ¿Cómo somos? ¿Por qué hacemos o dejamos de hacer las cosas? ¿Qué nos motiva? ¿Cómo podemos mejorar? ¿Somos consecuentes entre lo que decimos, hacemos y deseamos? ¿Para qué servimos?

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