La aduana de la Terminal Aérea La Aurora tendría que ser el modelo para las aduanas del país que son auténticas coladeras por las que pasa la mercancía sin más requisito que el de dejar la consabida mordida a quienes se hicieron cargo de La Línea después de las capturas que provocaron la gran indignación ciudadana por el destape de la corrupción. Y es que nadie, salvo uno que otro diputado o funcionarios con cuello, como siempre, se salvan de pasar su equipaje por las fajas que llevan a los aparatos de Rayos X que sirven para ver lo que lleva cada uno de los viajeros.

Las largas colas de guatemaltecos que regresan a su patria o de turistas que vienen a visitarnos, muestran que la Superintendencia de Administración Tributaria podría, si quisiera, ser eficiente en el control de las aduanas porque hasta se suprimió al agente que discrecionalmente decidía qué viajero iba a las fajas y quién podía salir como diputado por su casa. Ya en el puesto de control alguien trae unos cuantos chocolates para repartir a sus parientes, lo obligan a abrir sus maletas para una revisión más profunda.

Usted puede traer furgones completos de mercadería a Guatemala sin que nadie se tome la molestia de abrirlos porque para eso funciona La Línea. En cambio hay otra línea, formada por miles de pasajeros todos los días, que no se libran del puntilloso escrutinio de los siempre eficientes y dedicados trabajadores de la SAT que se empeñan de buscar hasta en el último recoveco para que no les vayan a meter gato por liebre.

Está bien que se lleven esos controles porque para nadie es un secreto que estar en la aduana del aeropuerto siembre fue un trabajo muy apetecido por los vistas debido a que allí también se mueve el billete. Pero comentamos lo anterior porque es imperativo que sistemas similares, que existen gracias a la tecnología moderna, se puedan aplicar en los puertos y en las aduanas terrestres por donde entra la mayor cantidad de mercadería y en el express aéreo que es otra viña para los discípulos de Baldetti y compañía.

Si hay capacidad para vigilar a la gran cantidad de turistas que entran diariamente y con dos máquinas de Rayos X pueden, aunque sea formando interminables filas, escrutar a todos los pasajeros (salvo los cuelludos que salen por otro lado), debiera haber capacidad para apretar tuercas en todas las aduanas, y es lo que debieran hacer ya que se muestran tan celosamente competentes en el aeropuerto.

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