Factor Méndez Doninelli

De conformidad con los últimos informes ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Guatemala exhibe indicadores sociales delatando la terrible situación que agobia a la mayoría de la población, acostumbrada a sobrevivir entre la creciente pobreza y las estrategias económicas informales de subsistencia. Según aproximaciones demográficas se calcula que en el país hay en la actualidad casi 16 millones de habitantes, el INE refiere 15.9, de los cuales 9.4 son pobres y 6.3 millones de personas subsisten en condiciones de extrema pobreza. Los datos oficiales indican que cerca de 10 millones de personas son pobres, o sea que el fenómeno social de la pobreza ha crecido y seguirá aumentando. A ese ritmo cada vez habrá más pobres, menos oportunidades de desarrollo para la mayoría de los habitantes.

Pero lo más grave, como lo señaló Valerie Julliand, Coordinadora residente del sistema de Naciones Unidas en el país, es que también aumentó la concentración de la riqueza. Es decir, hoy el reducido grupo de ricos han ensanchado su riqueza a costa de la pobreza de millones de habitantes. Este dato ayuda a comprender la desigualdad social que también caracteriza al país.

El peso de la deuda social se refleja en este y otros indicadores nacionales, aunque no le guste a muchos cuando lo digo, reitero lo dicho tantas otras veces, esos indicadores son una vergüenza para el país. Pongamos atención a los siguientes datos, Guatemala no pudo avanzar en el cumplimiento de metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, es un retroceso, no hubo reducción de la pobreza. En el Índice de Desarrollo Humano (IDH), Guatemala se sitúa en último lugar en Centroamérica. El país es campeón en desnutrición crónica infantil, ocupa el primer lugar en América Latina. ¿Son estos datos para ponerse feliz y saltar de la risa?

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), entre 2000 y 2014 la pobreza total aumentó 2.9 por ciento, equivalente a 9.4 millones de personas que sobreviven con menos de Q850.00 al mes. No se alcanza a cubrir los costos de la Canasta Básica Familiar, mucho menos ensanchar sus oportunidades para superar tales condiciones. Alta Verapaz, Quiché y Chiquimula son los departamentos de la República que concentran mayor pobreza de sus habitantes.

El informe de la Encovi 2014 revela que 23.4% del total de la población, vive en extrema pobreza. El peso de la deuda social seguirá aumentando en tanto predominen las políticas neoliberales, la entrega del territorio para la explotación de recursos naturales, construcción de hidroeléctricas y extensión de frontera agrícola con monocultivos de caña de azúcar y palma africana para elaborar combustibles en detrimento de la seguridad alimentaria de la población.

Razón tienen los que realizan consultas comunitarias para oponerse a proyectos de extracción minera, construcción de hidroeléctricas o monocultivos, pero las autoridades les siguen dando la espalda, criminalizando y judicializando las luchas y demandas sociales.

La pobreza tiene consecuencias, aparta a la gente del desarrollo, aumenta la deserción escolar, estimula la emigración hacia el norte, hace crecer la delincuencia y crimen organizado, fomenta el analfabetismo, cierra el acceso a salud y educación de calidad. En suma, es un indicador de desigualdad, discriminación y subdesarrollo.

El modo de producción capitalista y las políticas neoliberales son perversos, salvajes e inhumanos, el aumento de pobreza salta a la vista. Los ricos deben cesar su ambición por el dinero, pagar más impuestos y acordar una justa distribución de la riqueza. El Gobierno que asuma en 2016 debe priorizar programas para reducir la pobreza.

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