Alfonso Mata

Ninguna evidencia actual, ni pasada, nos permite concluir que todo terminará por arreglarse. Nuestra historia se encierra en círculo: corrupción-denuncia-corrupción ¿Por qué? es la pregunta que nos hacemos. La vida del Estado, de la familia, no arranca y en ella, no cabe la armonía ni el equilibrio, en lo social, en lo económico, en lo ambiental, en lo laboral, la salud, la educación, ni en lo emocional.

No hay milagros, no hay cosas inesperadas; a pesar de los grandes logros en salud y en educación, éstos, en lugar de elevar el nivel de bienestar y la calidad humana por el contrario, cada vez son más los síntomas y la magnitud de la injusticia, la degeneración y el debilitamiento, la soledad y la separación, que se observa aquí y en China.

No tengo la solución, pero al menos cabe señalar algunas de las causas: una decadencia de normas morales, manifestada en doble moral que aplicamos en nuestra vida diaria; una disminución de la conciencia crítica, ya que cada vez más dependemos de la moda, de pensamientos, ideas, costumbres, marcados por la publicidad; huimos de principios racionales y orientados por nuestros impulsos e instintos, nos adentramos enfermos, en un mundo de abandono y silencio en que no logramos superar nuestra propia naturaleza cuajada de deseos. La substancia de la vida, parece ser la voluntad del poder y la ilegalidad.

De tal manera que da la impresión, que hemos hecho organizaciones e instituciones con poder destructivo y creemos que eso, puede llevarnos a la creación de algo mejor. Lo malo es que por generaciones, ese paso no se ha producido y estamos asistiendo a la destrucción de un país, con visiones contradictorias, que no se somete a la disciplina de metas nuevas y más elevadas. El fuerte es malo; el débil, el enfermo es el bueno, pero sin medios ni esperanza.

– Pesimismo

– ¡No! Lo fundamental que debemos ver y sacar de ese caos, es que ahora comprendemos mejor lo social, lo económico, lo ambiental, el universo en que estamos inmersos y nos toca unir esa comprensión, con la realización propiamente humana. Lamentablemente, el sentido humano no lo comprendemos totalmente a cabalidad. Tenemos que ver el mundo humano a distancia y si es necesario nadar contracorriente, para adecuarlo a lo que tenemos de nuestro exterior. La naturaleza objetiva del universo que nos rodea, la tenemos que unir a la subjetiva social que nos reviste.

– Filosofía

– ¡No! Acción pura. Tenemos que unir conocimiento con racionalidad, tenemos que destapar el fraude que nos hacemos, grave y costoso y eliminarlo, y no será por vía rápida; habrá que luchar contra la incomprensión, la burla y el engaño y sobre todo, contra la indiferencia de mucha gente y esforzarnos en contra del que nos ahoga y no nos deja respirar: el ladrón y mentiroso.

Por otro lado, como sociedad, apenas sí estamos empezando a incursionar, hay que ser pacientes…
– Pacientes
– Sí, no de resignación, sino de trabajo preciso, continuo y constante, a favor de construir no de criticar y golpear. Hay que terminar con las contradicciones en una sociedad que vive políticamente en el límite, de ahí los constantes errores, desaciertos e intolerancias, irrespetos e ilegalidad que tiene como característica una aceleración en tiempo (el joven quiere todo a los 20 años) y eso abre una brecha entre el campo de la experiencia humana, sus horizontes de expectativa y sus potenciales (el joven utópico) llevándole a la transgresión. Experiencias crecidas fuera de la realidad, al vivirse o tratar de vivirse, únicamente un tiempo presente omnipresente.

No podemos, a pesar de la cruda realidad, echar al cesto de la basura, la capacidad de superación del ser humano. Aunque no vislumbremos salida, nuestra obligación es buscarla. No podemos despreciar los avances científicos y tecnológicos, pero sí acompañarlos de los espirituales. Somos los únicos responsables de nuestro futuro y eso significa toma de conciencia y cumplimiento de deberes y obligaciones, ante derechos, tarea y competencia que corresponde a todos.

El enfermo desahuciado es capaz de leer en los ojos de los otros el fin, por eso lucha y se debate pero si está solo no se debate, no tiene en qué verse, verse significa cooperación, fraternidad, aportación, para llenar esa necesidad vivamente sentida, de lograr el bienestar de una nación.

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