David García Maciejewski*

España se ha convertido en el sexto país de la Unión Europea en número de voluntarios, con más de seis millones, un quince por ciento de la población. Jóvenes de entre 23 y 38 años y ancianos mayores de 65 son el prototipo ideal, ya que componen más de la mitad del total de los integrantes. Estos dos grupos, aunque abarquen generaciones muy distantes, comparten un objetivo común: ayudar a los más desfavorecidos y sentirse útiles en una sociedad con pocas expectativas de futuro. Dado que el aumento en el número de colaboradores solidarios crece por momentos, el Gobierno ha puesto en marcha un anteproyecto de ley que adapte las dimensiones del voluntariado a las necesidades actuales y mejore su diálogo con la Administración Pública. También baraja la posibilidad de permitir participar en labores sociales a jóvenes menores de dieciocho años.

El sociólogo Alberto Crespo explica que el fenómeno del voluntariado es algo que conocemos desde hace tan solo unas décadas. “La acción solidaria en España se caracterizaba por su talante benéfico y asistencialista, con la Iglesia Católica como protagonista casi exclusivo, y no fue hasta la Constitución de 1978 cuando España dio un paso adelante hacia el Estado del Bienestar. Entonces se formaron organizaciones no gubernamentales y movimientos vecinales con claras funciones socializadoras”, informa Crespo. Habría que esperar a 1996, con la entrada en vigor de la Ley Estatal del Voluntariado, para que la Administración reconociese y regulase de forma oficial el voluntariado social. Ahora que sus necesidades son cada vez mayores, es necesario que el Gobierno allane el terreno para una mayor regulación del sector.

Sin embargo, Luciano Poyato, presidente de la Plataforma del Voluntariado de España, dice que este nuevo anteproyecto de ley no cumple las expectativas deseadas. “El documento que presentamos venía a dar solución a nuestras necesidades porque era un texto consensuado por todas las organizaciones del voluntariado. El problema es que ha sufrido numerosas modificaciones que nos han decepcionado”, cuenta en una entrevista. Una de las razones del descontento de la Plataforma es que el Gobierno impide admitir como voluntarios a personas con antecedentes penales, cuando la realidad es que muchas de ellas son un referente para otras que viven problemas similares. Además, Poyato cree que la línea que divide el significado de empleado y el de voluntario sigue sin ser concreta. “No es lo mismo ser una ONG que una firma comercial, y eso debe quedar claro a efectos legales”, concluye.

A pesar de la importancia del debate entre el Gobierno y la Plataforma del Voluntariado, los verdaderos protagonistas de este fenómeno son los voluntarios. Son jóvenes y mayores, trabajadores y desempleados, hombres y mujeres que conforman un grupo heterogéneo de personas cuyo máximo objetivo es ayudar a los demás. “Lo que das a otros te lo das a ti mismo”, afirma una voluntaria de un comedor social de Cáritas. A veces hasta el sentimiento de felicidad es recíproco. Eulalia, una anciana de 93 años, recibe semanalmente la visita de una joven estudiante de Periodismo. “Me encanta que vengan a charlar un poco conmigo. Me gusta que ella me cuente las noticias en lugar de verlas por televisión. Yo presumo de ella como si fuera mi nieta. Es un regalo para mí”, cuenta emocionada. La joven que la asiste también se expresa de manera parecida: “Acompañar a Eulalia no me supone ningún esfuerzo. Es una mujer muy culta que cuenta cosas muy interesantes. Ojalá hubiera más jóvenes que se atrevieran a participar en la aventura de conocer a los mayores”.

Una de las principales razones para que haya cada vez más voluntarios encuentra su razón de ser en la crisis económica del país, que hasta cuatro millones de parados y miles de personas en riesgo de exclusión social. Omar Arabi, un voluntario de Cruz Roja, reflexiona sobre el tema: “Una vez que ves la pobreza de cerca, ya no la olvidas. Me molesta que cuando vemos noticias sobre gente que sufre digamos ‘una más’ y pasemos de largo”. En una situación así las labores de concienciación social son tan importantes como la solidaridad de los voluntarios.

*Periodista

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