Jorge Santos

Por todos es conocido que siempre en escenas de televisión en raras excepciones la imagen que uno observa es producto de una sola actuación, siempre suelen existir varias repeticiones de la misma, hasta lograr la que realmente se pretende. O bien cuando las actrices y actores ofrecen sus obras en teatros, es producto de innumerables ensayos y perfeccionamiento de la misma. Es decir que a lo largo de la actuación, fundamentalmente en televisión, es posible frente a reiterados errores enmendarlos hasta alcanzar la imagen perfecta. Esto en la realidad simplemente no es posible.

Luego del 25 de octubre la imagen del presidente electo Jimmy Morales se ha venido deteriorando, sin lugar a dudas producto del desenmascaramiento de lo que realmente es, un simple actor. La realidad lo rebasa por mucho y ha empezado a dar claras muestras que para el papel que le fue asignado tendrá serias dificultades para enfrentarlo con la inteligencia, responsabilidad y capacidad que requiere.

Primero puso al frente de las importantes negociaciones con el Congreso de la República, del Presupuesto General de la Nación a una persona que en su vida académica y de investigador había plagiado cuatro investigaciones y aun cuando le fueron dadas pruebas contundentes, no tuvo la valentía de separarlo del cargo, más bien le defiendo con el mismo argumento mal usado por Otto Pérez Molina frente a la colosal corrupción de él y sus funcionarios. No siendo esto suficiente, luego pone como responsable a alguien que durante la Comisión de Postulación para nominar la lista de candidatos para Contralor General de Cuentas, se le vinculó con al menos uno de los miembros de la estructura criminal conocida como la “La Línea” encabezada por el propio Otto Pérez Molina.

Por si no fuese suficiente tanta mediocridad, el entorno que tendrá a bien conducir los destinos de la seguridad, refieren provenir de personajes que desde distintas posiciones en el pasado jugaron un papel tenebroso. Actores cercanos a quienes durante el gobierno de Otto Pérez Molina condujeron el Consejo Nacional de Seguridad y otros provenientes del mal recordado periodo de Juan Luis Florido al frente del Ministerio Público.

Lo más reciente de este actor que hoy se topa con la realidad, lo representó la mala conjugación del verbo estar en un foro público, dando muestras así de que la continuidad del gobierno Patriota no será solo en la corrupción, impunidad y violencia, sino también lo será en la ignorancia. Así poco a poco el tiempo de la actuación se le va acabando al actor encumbrando a presidente y ya no tendrá tiempo siquiera para improvisar y la Guatemala que soñó con su transformación se ira convirtiendo en la tragicomedia que nadie nunca quiso.

Artículo anteriorIván Velásquez no lo va a resolver todo
Artículo siguienteEl preámbulo de lo mismo