Francisco Cáceres Barrios
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El hecho que de un tiempo a esta parte el Presidente de la Directiva del IGSS haya asumido la función ejecutiva de la administración del régimen de seguridad social en Guatemala, fuera por intereses personales o políticos, ha sido la principal causa de haber dejado de ser eficiente administrador de los recursos financieros, como fiel cumplidor de los programas de seguridad social que tiene a su cargo. Quien sepa del contenido de su ley orgánica, puede corroborar que la función ejecutiva está a cargo de la gerencia, debiendo ocuparla un experimentado administrador, mejor todavía si fuera un profundo conocedor de su organización para cumplir los objetivos que se persiguen.

El IGSS se volvió un botín político y de negocios sabiendo que son causas para destrozar el IGSS, una grandiosa conquista de la Revolución de Octubre del 44. Los fundadores del régimen no lo diseñaron de la noche a la mañana, sino fue producto de profundos análisis y estudios para que las fuerzas vivas de la nación, que son la flor y nata para hacer mover los engranajes de la productividad del país, participen cada quien dentro del campo de sus conocimientos y también dentro de su ámbito de influencia. Si lo anterior no se ejecuta al pie de la letra, vendrá el fracaso de la institución, pues si bien es cierto que el financiamiento del régimen debe ser cumplido a cabalidad, también lo es, que no ha sido la única causa de su desastre actual, sino la corrupción, la politiquería y el insaciable apetito de sus malos dirigentes que han visto en él un barril sin fondo para lograr satisfacer sus intereses.

El desabastecimiento de que ha venido padeciendo últimamente se debe también a la corrupción ya que no se han aplicado ni por asomo las técnicas básicas de gestión, la forma honesta de la clasificación y selección de los productos para satisfacer sus necesidades de equipo, instrumental, medicinas y las debidas instalaciones, lo que ha traído como consecuencia la pésima prestación de servicios y por consiguiente, los daños y perjuicios a los afiliados y beneficiarios de sus programas.

En cuanto a sus prestaciones en dinero, también el desmedido interés de sus dirigentes y ejecutivos se trajeron al suelo los cálculos actuariales y estadísticos de sus programas y, por ello es que, aparte de su cada vez más deficiente administración, sus métodos, procedimientos y sistemas de control de gestión han provocado que los afiliados pasen hasta años enteros a la espera del pago de sus prestaciones que legítimamente les corresponden. De ahí nuestro temor ¿no todo conduce a la intervención estatal para terminar de acabar con la seguridad social en Guatemala?

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