Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com

Recientemente en Guatemala el auge de las redes sociales ha cambiado el modus vivendi de la población guatemalteca y del mundo, en el finado mes de septiembre del presente año se pudo observar en las redes sociales mensajes y memes dedicados a la “patria”, a nuestra Guatemala, en un aniversario más de “independencia”.

Las protestas ciudadanas iniciadas en el mes de abril influyeron en generar una ciudadanía con “amor por Guatemala”, un nacionalismo incipiente y contradictorio a la vez, pues seguimos sin entender mucho menos comprender nuestro status de tercer mundistas, en términos de poder en toda su expresión.

Ese nacionalismo incipiente se ve opacado por la manipulación de los medios de comunicación televisivos en concreto, pues la transmisión de tv novelas hechas en Colombia y México entre otros países como Venezuela y Brasil además de series de televisión, han influido en fortalecer la débil identidad nacional que poseemos los y las guatemaltecas.

En las calles de Guatemala, en especial del occidente del país y las zonas adineradas de la ciudad capital es común observar a jóvenes hombres y mujeres hablando entre si o con su prójimo en términos de “damos la vueltica”, “carachimba”, “parcero”, “güey”, “no mames”, “pesos” y el clásico “ajua” cuando se escuchan corridos norteños (ahora hay hasta viernes de banda), entre otras palabras y modismos propios de Colombia y México.

Ni hablemos del culto mesiánico que tienen los guatemaltecos varones por las damas colombianas, y no precisamente Shakira y Sofía Vergara, sino “edecanes” que trabajan en Guatemala, quienes por las bondades de la cirugía plástica poseen cuerpos hechos a su antojo y que son bien cotizados en dólares.

En un país con altos índices de pobreza, ocio, analfabetismo, soledad, vicios e incomprensión los medios de comunicación televisivos y los modelos a seguir en una sociedad decadente y sin norte, dan como resultado el quebrantamiento de la poca identidad cultural que poseemos en un país multicultural.

En un mundo globalizado, la tendencia es transformar lo heterogéneo en homogéneo, por lo que en un futuro inmediato empezaremos a observar el predominio de algunos idiomas y formas de comunicación oral entre todos los seres humanos del planeta tierra.

La negación de nuestra identidad cultural es reflejo de lo acomplejados que vivimos, pues siempre le hemos brindado culto a lo que viene del extranjero, y menospreciado lo nacional. Es común observar a los famosos y famosas caras de pishton, sin caer en términos despectivos, que niegan sus raíces y se esconden y diluyen detrás de algún bien material queriendo equilibrar según conceptos erróneos su origen.

El mundo de los estereotipos aunado al fenómeno de la globalización ha incidido en querer ser igual o semejante a los modelos a seguir en un mundo que privilegia lo vanal sobre lo fundamental.

No cabe duda que somos producto de la colonia, como concluyera el maestro Severo Martínez Peláez.

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