Javier Estrada Tobar
jestrada@lahora.com.gt

Sin lugar a dudas, el miedo y el odio hacia Manuel Baldizón marcaron en buena medida el ritmo de la campaña electoral antes de las elecciones del 6 de septiembre, que dieron lugar al balotaje entre Jimmy Morales y Sandra Torres.

Seguro que muchos respiraron tranquilos cuando se enteraron que Baldizón no sería el nuevo presidente y otros, los que financiaron al partido Lider y los que se creyeron lo del bono 15 estuvieron decepcionados.

Lo cierto es que, para bien o para mal, Baldizón ya no está en el escenario político, pero las cosas siguen igual en el sistema de partidos políticos, y creo que ya deberíamos entender que el problema en el país es el sistema y no precisamente los individuos.

Las reglas que rigen hoy la política son las mismas que llevaron hace cuatro años a Otto Pérez Molina a la Presidencia, y que a todas luces no fueron una herramienta válida para garantizar un proceso electoral limpio y transparente. Por eso, corremos el riesgo de que la historia se repita una y otra vez.

La Ley Electoral es permisiva y por eso candidatos que participarán en la elección presidencial del próximo domingo no fueron claros en cuanto al financiamiento de sus actividades y de las personas que les acompañarán en su eventual gobierno, lo que comprometerá en buena medida el futuro del país.

El analista Luis Linares, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, señaló recientemente que la falta de confianza es un problema en la política. «Sin duda, el primer reto para el nuevo gobierno será rescatar la confianza en las instituciones y en las personas que las dirigen. El rechazo a la corrupción, hoy en día, es la principal demanda de la población», dijo recientemente el experto.

Sin embargo, no podemos esperar que en el ejercicio del poder Jimmy o Sandra nos garanticen transparencia, o que sean capaces de responder a los problemas que afectan a los guatemaltecos, porque ellos mismos ya son parte del sistema perverso, en el que los financistas mandan y la gente termina pagando las campañas.

Por eso creo que imprescindible que continúen las manifestaciones ciudadanas, pero no para pedir la renuncia de los corruptos, porque eso nos llevaría toda una vida, sino para exigir al Congreso nuevas leyes que nos permitan cambiar al sistema.

Las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, Ley de Servicio Civil, Ley de Amparo, Ley de Compras y Ley de la Carrera Judicial requieren una intervención urgente, pero para eso se requiere la presión ciudadana.

Personalmente apoyé y participé en las manifestaciones que se dieron meses atrás en la Plaza de la Constitución, y creo que si bien hubo resultados importantes, también estoy seguro de que los ciudadanos todavía tenemos una tarea pendiente con Guatemala.

No podemos conformarnos con ver a Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti tras las rejas, o a Manuel Baldizón fuera de la política, porque el sistema aún permite que personajes corruptos puedan dirigir el futuro de todo un país.

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