Juan Antonio Mazariegos G.

Chicago, la tercera ciudad en población de Estados Unidos y también conocida como The Windy City, alberga una de las 6 grandes maratones del mundo y el pasado 11 de octubre se llevó a cabo la 38 edición del Bank of America Chicago Marathon del cual 166 guatemaltecos fuimos parte.

En medio de un calor más cercano al verano que al otoño que se supone vive Estados Unidos, cerca de 37 mil corredores cruzamos la ciudad de los vientos impulsados los primeros kilómetros por la multitud y la espectacular arquitectura de la ciudad y en la segunda por el orgullo y la mente que hacen que el maratonista no se detenga y continúe en su marcha a pesar del calor, los dolores o el simple deseo de tumbarse a un costado del camino.

Cualquiera que haya corrido más de 35 kilómetros en un evento sabe que estos primeros kilómetros de un maratón dependen de su preparación y entreno, como dicen muchos corredores, el día de la carrera es la guinda del pastel, solo se va a recoger la medalla, sin embargo, previo a ese día hay cientos de kilómetros de entrenos, aplicación de técnicas, lesiones y sacrificios que se llevan a cabo por lo mismo que uno termina los últimos 7 kilómetros de una maratón, orgullo y fuerza mental.

Se puede pensar fácilmente que compartir una ruta de 42 kilómetros con 37, mil corredores y 750 mil personas en la calle es un evento social, no es así, quien corre maratones sabe que es un momento personal, intimo que permite conocerse y reinventarse al transcurrir de los kilómetros.

No importa el tiempo, la carrera es personal, se compite contra sí mismo, contra los miedos, la marca, el clima, el desgaste y la resistencia del cuerpo y de la mente.

Corredor de toda la vida y de muchas mañanas me propuse hace unos años el concluir todas las grandes carreras del mundo, con Chicago arribo a la mitad de la jornada, faltan aún miles de kilómetros pero el esfuerzo y los sacrificios tanto físicos como financieros lo valen, Chicago es una ciudad hermosa, cada uno de los 166 guatemaltecos que vivimos la maratón de la Ciudad la conocemos ahora de palmo a palmo. De igual manera todos los participantes tuvimos la oportunidad de interiorizar en medio de la carrera y de crecer como personas, lo hayamos aprovechado o no dependerá de cada uno, sino se hizo, no hay problema, siempre habrá hacia donde correr 42,126 metros a partir de la puerta de su casa.

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