Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En uso de las facultades que establece la Constitución de la República, el presidente Maldonado Aguirre envió al Congreso de la República una terna de ciudadanos para que el Organismo Legislativo eligiera al vicepresidente, recayendo el nombramiento en el doctor Juan Alfonso Fuentes Soria.

En nuestra historia democrática solo Ramiro de León Carpio y hoy Maldonado Aguirre han tenido esa libertad de proponer quien ejerza con ellos el mandato presidencial.

Ramiro de León, como me consta, cabildeó para que fuera electo vicepresidente Arturo Herbruger, quien era merecedor del nombramiento por su trayectoria, pero su edad y deterioro físico implicó que fuera un vicepresidente pasivo.

En el presente caso, el Presidente indicó que él no abogaría porque el Congreso eligiese a uno de los tres candidatos en particular; usando la frase de Juan José Arévalo, expresó que cortaba los hilos de comunicación telefónica entre el Ejecutivo y el Legislativo. Es de esperar que solo se refería al hecho de no influir en la elección vicepresidencial por cuanto ningún poder puede vivir aislado de otro, distinto es la subordinación o la compra de voluntades.

El Presidente, a medida que se ha reintegrado el Gabinete de gobierno, en uso del artículo 183 de la Constitución, inciso s: “Nombrar y remover a los ministros de Estado, viceministros, secretarios y subsecretarios de la Presidencia, embajadores y demás funcionarios que le corresponde conforme a la ley”, ha ido evidenciando tendencia a escoger con sus nombramientos como ministros a personas que han fungido como diputados ligados al anterior Partido de Avanzada Nacional, (PAN), hoy partido Unionista, donde rige Álvaro Arzú, y quien fuera el jefe de campaña cuando Maldonado Aguirre aspiró como candidato presidencial.

Dentro de los nombrados que han sido diputados está Mariano Rayo Muñoz, quien en su gestión como diputado, por su profesión de economista fue miembro y presidente de la Comisión de Economía, donde se aprobaron numerosos tratados de libre comercio, varios de los cuales, no han sido beneficiosos para Guatemala.

Mariano al asumir públicamente reconoció delitos como haber disparado su arma de fuego en la vía pública y apropiarse de la producción intelectual de un columnista argentino en un artículo que publicó en medios guatemaltecos por lo que muchas personas lo nombraron el diputado “copy paste”, lo que implicó que perdiera las últimas dos elecciones como candidato a legislador en 2011 y 2015. Esperemos que se salve de que alguien indique que debería de aplicársele el artículo 113 de la Constitución y que por consiguiente no llena los requisitos de idoneidad y honradez.

Como Ministro de Economía ha nombrado al exdiputado Jorge Méndez Herbruger, cuyos orígenes también provienen del Partido de Avanzada Nacional y del grupo de partidos que apoyó la candidatura de Óscar Berger.

Méndez Herbruger tiene el gravísimo pecado que durante su gestión al frente del Congreso suscribió el pacto colectivo más inadecuado y oneroso que existe en el país y que cada día más consume una enorme cantidad de los impuestos que se tributan.

Esperemos que con estos nombramientos la Presidencia no haya cometido una equivocación.

¡Guatemala es primero!

Artículo anteriorUrgente reforma procesal guatemalteca -I-
Artículo siguienteEducación y cultura de los presidenciables