Si algo faltaba para que se concretara el absoluto derrumbe de nuestro sistema político, ayer se dio la puntilla con el antejuicio solicitado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad y el Ministerio Público para retirar la inmunidad al Presidente de la República, general del Ejército Otto Fernando Pérez Molina, luego de las pruebas que fueron encontradas en cateos y allanamientos realizados, especialmente en la oficina personal del testaferro de Baldetti, Salvador Eduardo González, quien guardaba copia de memorándums enviados al Presidente para explicarle al detalle la forma en que estaba operando la defraudación aduanera y anotaciones precisas de la forma en que se repartían el dinero mal habido.

La escandalosa situación que se produce luego de la aportación de pruebas que hizo la CICIG y el MP constituye la puntilla para un sistema corrupto y el pueblo debe exigir con toda firmeza que se ponga fin a la porquería que se ha ido acrecentando en nuestro medio.

Corresponderá, sin duda, asumir la presidencia al vicepresidente Alejandro Maldonado Aguirre, de quien sostenemos es uno de los puntales del sistema y quien lo fortaleció paso a paso desde su calidad de magistrado de la Corte de Constitucionalidad y el Congreso, ese Congreso repudiado, elegirá a otro Vicepresidente para entretener la nigua y buscar la forma en que se pueda dar oxígeno a un cadáver, como es ya el sistema político del país.

Aunque la comunidad internacional no lo entienda, Guatemala tiene que demoler ese sistema corrupto y esa es la tarea de la población. Las elecciones pretenden legitimar ese sistema podrido y corrupto y el llamado al voto que hacen distintos sectores es para prolongar la agonía.

Sostenemos que es inviable el sistema y que no queda otro remedio que el de emprender la refundación del sistema político y eso no tiene vuelta de hoja aunque muchos quieran seguir tapando el ojo al macho.

Para quien no se ha dado cuenta, para quien no lo quiera ver, aquí y en el extranjero, el sistema se derrumbó y eso es una realidad absoluta. El caso de la Vicepresidenta corrupta pasa a segundo plano luego de lo que ahora se ha conocido y que nos coloca en una situación crucial para decidir nuestro futuro. ¿Seguimos la farsa? ¿Votamos por alguno de los defensores y actores del sistema?

Creemos que es tiempo de ponernos serios y entender que el sistema colapsó y que es urgente un planteamiento de borrón y cuenta nueva. Si las huestes extranjeras quieren defender una institucionalidad corrupta, allá ellos, pero el pueblo debe actuar con responsabilidad histórica.

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