Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Si algún legado dejó la exvicepresidente Roxana Baldetti fue concientizar a los guatemaltecos respecto al cinismo y la corrupción que, a la postre, terminaron siendo la gasolina suficiente para que en ella se concentrará la frustración e indignación ciudadana que provocan muchos actores sociales de la vida nacional, en especial los políticos.

Y no puede uno dejar de sentir que el espíritu de Baldetti está encarnado en muchas de las esferas nacionales porque basta ver la forma tan cínica con la que muchos se conducen y se expresan con la intención de seguirnos viendo la cara de idiotas.

Parte del cinismo es que nos pretendan hacer creer que el 6S nuestro voto puede marcar la diferencia cuando en realidad, sabemos que los ciudadanos terminamos siendo utilizados para consagrar esta farsa de democracia; los votantes son el vehículo ideal para seguir manteniendo un sistema casi perfecto para materializar los hueveos de los políticos y sus socios financistas.

Escuchando los argumentos de Alfonso Carrillo nos podemos dar cuenta de que en Guatemala no debería haber elecciones porque aquí se ha violado la Constitución Política, entre muchas otras cosas porque gracias a los partidos políticos, el poder judicial está subordinado al Ejecutivo y al Legislativo que abiertamente reconocieron que hubo negociaciones para instalar a las cortes deseadas con el deseo que fueran un valladar de impunidad.

Es tal el cinismo que de forma burda nos dicen los políticos que acatarán las “órdenes del embajador” y el clamor popular cuando todos sabemos que ellos son los primeros que se oponen a que cambien las reglas del juego, atacando los esfuerzos para cambiar; de forma descarada nos hablan de que no son ladrones ni corruptos cuando sus financistas son parte de la mafia y el crimen organizado; y de manera inconcebible, hay otros que nos dicen, tras conocer el informe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que quienes los han financiado y hasta literalmente les ha dado de hartar, ya no los financian más por “transparencia”. Eso solo por citar algunos ejemplos.

Hemos caído tan bajo, que hay cínicos que siendo directivos de una agencia que fomenta las alianzas público privadas y que buscan la construcción (bajo las mismas reglas que ofrecen impunidad en los “negocios”) de un puerto logístico en San Marcos, nos dicen que lo de La Riviera “es un error” que puede espantar la inversión. ¿Qué error puede haber de que un superintendente se atribuya una función del Congreso? Seguramente para esta gente, Baldetti cometió un montón de errores que deben quedar sin castigo para no ahuyentar la inversión.

Se cae en tal punto de cinismo, que funcionarios municipales nos tratan de hacer creer que para todos es mejor que en un centro comercial de la diagonal 6 haya policía de tránsito dando paso a los camiones de volteo que salen de un área en remodelación, cuando todos sabemos que los únicos beneficiados son los constructores porque ese poco de tiempo que se ganan les ahorra mucha plata.

Y ejemplos de cinismo lastimosamente hay para tirar al cielo, pero el punto es que entendamos que salimos de Roxana Baldetti, pero no nos hemos liberado de lo que ella encarna, es decir, la desfachatez, el cinismo, la voracidad, la corrupción por encima de todo y la personificación de que aquí, contra viento y marea, se tiene que apuntalar un sistema que mientras dure seguirá garantizando a muchos sinvergüenzas buena cantidad de plata y con estas mismas reglas, no nos liberaremos nunca

Salimos de Baldetti para seguir en iguales o peores manos y esa es la verdadera decisión del 6S; vayan a votar, cumplan su “deber” pero háganlo sabiendo que ese día los ciudadanos solo deciden qué bandas (junto con sus financistas) serán la que nos asaltarán por 4 años.

Si ni siquiera un cinismo descarado nos hace reventar de una vez por todas, francamente, no sé qué lo podrá lograr.

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