Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

El 29 de julio del presente año, aquí en La Hora publicamos una entrevista con el Rector de la Universidad de San Carlos (Usac), Carlos Alvarado Cerezo quien entre otras cosas manifestó:

“El viejo sistema corrupto y que defraudó a la ciudadanía sigue vivo y coleando. Con ese sistema tenemos que trabajar y dé por descontado que no se va a suicidar, pero tampoco la sociedad guatemalteca está dispuesta a suicidarse. Por eso ha salido a las calles.”. Las negrillas son mías.

El viernes de la semana pasada, el Procurador de los Derechos Humanos (PDH), Jorge de León Duque manifestó “que la ciudadanía ha hecho su parte expresándose a través de públicas manifestaciones pacíficas con respecto al rechazo a la celebración de las elecciones generales en este ambiente de debilidad institucional, falta de credibilidad y confianza en los candidatos y fundamentalmente al sistema que se ha prestado a desnaturalizar las justas demandas, para que éste (el sistema) fuera reformado para tener mejores condiciones de elección en dicho proceso. Las negrillas son mías.

Los representantes de la Usac y la PDH coinciden en que las elecciones se van y deben celebrarse, pero cada quien a su manera nos advierte que estando el sistema actual intacto, sin modificaciones y cargado en hombros por los políticos que buscan llegar al poder, las cosas no van a cambiar.

Alvarado y de León destacan la habilidad que tiene el Congreso para desatender las demandas ciudadanas que reclaman un cambio del sistema, pero no hay que olvidar que hoy por hoy los diputados son el principal reducto para defender y apuntalar un sistema que deja tantos réditos y que hasta hace cuatro meses operaba en total impunidad, pero que sigue siendo altamente impune porque las mafias se aseguraron de cooptar el Organismo Judicial previendo en ese momento, un escenario como el actual.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) presentó unas reformas a la Ley Electoral a las que le hacían falta abordar algunos puntos torales como el del financiamiento, pero el Congreso agarró la propuesta y la hizo añicos eliminando los pocos avances que se planteaban en la reforma y las modificaciones que están por aprobarse en el Congreso (sin cumplir con lo que manda la ley) son una confirmación de que los diputados están para apuntalar este sistema corrupto.

Tal y como están las cosas, el punto más importante de esta o cualquier otra reforma es la manera en que se podrán conformar comités cívicos y que estos puedan postular candidatos para una Asamblea Nacional Constituyente porque esa es la única forma que muchos de los que desean cambios de fondo podrán arremangarse las manos y meterse a participar sin depender de otros guardianes del sistema, es decir, los partidos políticos.

Viendo cómo están las cosas, cómo se han desarrollado y cómo camina la situación, me atrevo a concluir que por ahora no pasará nada y llegaremos a las elecciones sin sobresaltos y nos tocará cambiar el sistema con las nuevas autoridades ya instaladas y es ahí donde las voces del Rector y el PDH se vuelven vitales porque antes de que se celebren los comicios, sin saber ganador, nos están advirtiendo que el problema es el sistema y sus celosos guardianes.

Viendo los millones que están en juego, teniendo en cuenta que lo que se invierte en campaña es para luego poder meter mano en el Presupuesto de la Nación, en el Listado Geográfico de Obras y en la utilización de los miles de millones que manejan las municipalidades del país, se sabe que cualquier cambio al sistema no será fácil pero el Rector y el PDH representan hoy por hoy la voz cantante de aquellos que deseamos un cambio de sistema.

La gente ha dicho que este despertar ciudadano no ha pasado de zope a gavilán por la falta de líderes y por ello, es que a mi juicio el Rector y el PDH pueden ser esos líderes que aglutinen el clamor por un nuevo sistema.

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