Fernando Mollinedo C.

Era increíble, ahora sí es creíble ver hasta dónde llega el brazo de la corrupción en el afán de construir imperios económicos pasando por encima, ignorando o burlando la ley para obtener ganancias ilimitadas en la explotación de algún recurso natural.
Guatemala se ha significado en el mundo como paraíso para hacer negocios ilícitos, y de ello nos da cuenta la Historia: desde tiempos de la Colonia hasta nuestros días, los gobernantes han usufructuado el poder y como valor agregado al pago de su sueldo, se redituaron millones de pesos, dólares estadounidenses o taiwaneses, libras esterlinas, marcos o euros con la autorización de negocios que beneficiaron a empresas transnacionales.
De acuerdo a lo publicado en diferentes medios de comunicación, con la captura de personas acusadas de integrar una red de tráfico de influencias y cohecho, se publicó que la empresa JAGUAR ENERGY es objeto de investigación por la comisión del delito de soborno hacia las autoridades guatemaltecas. Lo anterior demuestra que no sólo a nivel doméstico hay corrupción, la importancia de tal negocio llevó a sus representantes a cometer conductas ilícitas para obtener apoyo oficial.
JAGUAR ENERGY es empresa subsidiaria de la estadounidense Ashmore Energy International (AEI), propietaria de la planta para la generación de 300 megavatios de energía a base de carbón mineral ubicada en Masagua, departamento de Escuintla; vino a Guatemala, se registró como tal y participó en una licitación de las distribuidoras de energía DEORSA y DEOCSA; la ganó y suscribió un contrato de abastecimiento de potencia por un plazo de quince años por valor de $750 millones de dólares estadounidenses.
La energía producida se vendería a la empresa Energuate, que controla la distribución eléctrica en veintidós departamentos del país, misma propietaria de DEORSA y DEOCSA; en el proceso de financiamiento del proyecto JAGUAR participaron los cuatro bancos nacionales más importantes y otros extranjeros por un monto de setecientos millones de dólares estadounidenses, además de la incorporación de la empresa CMNC de la República Popular de China aportando la construcción de la planta y doscientos millones de dólares.
El incumplimiento de algunas condiciones contractuales por parte de Jaguar Energy motivó conflictos con la empresa china CMNC, los cuales debieron ser resueltos por la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE de Guatemala) quienes por su negligencia o ignorancia al respecto, las beligerantes acudieron a un proceso de arbitraje en Singapur.
La esencia del arbitraje consiste en el reclamo por parte de la empresa china CMNC, a Jaguar Energy por haber dispuesto de los bienes chinos utilizados para la construcción del proyecto como sí hubiesen sido propiedad de Jaguar Energy, aportándolos al proyecto sin la autorización de la empresa china y tomando actitudes inhumanas contra los trabajadores constructores chinos contratados por el gobierno guatemalteco y confinándolos a un “refugio” migratorio donde algunos de ellos aún permanecen en condición de ¿¿¿??? pues no son refugiados, ni ilegales a quienes se les está violando de forma flagrante sus derechos humanos.

 

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