Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

Los chapines tenemos tendencia a ser fatalistas, por lo que en recientes días, nos ha tocado ver y escuchar muchas expresiones negativas, como la que dice “que no tenemos compostura”; que las manifestaciones no son lo suficientemente masivas o que a Pérez Molina no se le saca de su poltrona presidencial sino hasta el 14 de enero del 2016, para pegar el brinco al Parlacen y así mantener su inmunidad. De ahí, hasta han llegado a preguntarme ¿qué hemos ganado durante estos días si ni siquiera hemos podido meter presa a la exvicepresidenta Baldetti? Para mí, mucho y que este no es el momento de desmayar.

Hace poco don Rodolfo Roesch tuvo la gentileza de enviarme un pensamiento, sin indicar el nombre del autor, que dice: “no se trata de cambiar pastor, es cuestión de dejar de ser ovejas”. ¿Se quedó dándole vueltas en su cabeza verdad? Y es que no me va a dejar mentir que la gente ya no le importó tanto buscar quien podría salir electo en las próximas elecciones ya fuera de presidente, alcalde o diputado, sino que la exigencia se tornó en que a un pícaro corrupto, esté en la posición en que sea, organismo o entidad, le impidamos robar de una vez por todas. Llegó la hora de contener la corrupción favorecedora para los deshonestos que de un día para otro, se hacen millonarios a ciencia y paciencia de nuestra pasividad e indiferencia.

Si bien es cierto que llegó el momento de “dejar de ser ovejas” Eso tampoco se puede lograr a velocidad de rayo. Llegó el momento de actuar con tenacidad e insistencia hasta impedir la llegada de falsos líderes, como de tanto pícaro que, plantándose cínicamente frente a la población en mangas de camisa, con jeans y botas vaqueras ofrece con voz estentórea el oro y el moro y la gente, como ovejas, simplemente agachando la cabeza en señal de conformidad. Pero ya empezamos a cambiar, recién presenciamos a gente que sin ambages se plantan frente a un candidato y le expresan sus merecidas verdades.

Algo más estimado lector, también llegó el momento de ponernos a construir puentes y no solo hacer barreras. Sí, puentes para lograr mejor comprensión y entendimiento con quienes quisieran hacer una nueva Guatemala de la noche a la mañana y eso no es posible. Ni Walt Disney con su organización y todos los recursos del mundo ha podido construir un “país de maravillas” cada 24 horas. Todo toma su tiempo, paciencia y mucho esfuerzo; más si tratamos de planear nuestro futuro a base de prioridades, de lógica y con buen raciocinio.

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