Factor Méndez Doninelli

“Si es necesaria la sangre de uno de nosotros para que haya paz en Guatemala, yo estoy dispuesto a derramar la mía”.
Hermógenes López, 25 junio 1978.

EUFEMIO HERMÓGENES LÓPEZ COARCHITA, mártir católico, párroco de la iglesia de San José Pinula, Municipio de Guatemala, fue ejecutado extrajudicialmente el 30 de junio de 1978, por esbirros al servicio de la dictadura militar contrainsurgente y de empresarios defensores de intereses perversos, quienes le tendieron una emboscada en un camino vecinal donde fue acribillado a balazos. Desde entonces año tras año, la población del citado Municipio, en particular la feligresía católica, organiza actividades y actos masivos para recordar al sacerdote mártir y mantener viva su presencia. La población de Pinula rescata la memoria histórica, en este caso, asociada a la tenaz lucha PACÍFICA que en aquellos tempranos años, encabezó LÓPEZ COARCHITA, defendiendo el derecho que tiene la gente de acceso al agua y asumiendo abierta oposición a un grupo de avorazados empresarios, quienes pretendían despojar a la población de sus principales e históricas fuentes hídricas que abastecen a los pobladores. Se cumplieron 37 años de impunidad y la población dignifica el nombre y la lucha pacífica y legítima del sacerdote mártir. Este año, además de la tradicional ceremonia religiosa, se llevaron a cabo actividades que contaron con la participación de miles de pobladores, quienes esperan jubilosos la anunciada canonización del padre HERMÓGENES.

En 1977 conocí al padre HERMÓGENES, me lo presentó el estimado amigo, doctor Genard Méndez, residente del lugar y dirigente del Frente Unido de la Revolución FUR, en donde ambos militamos. Por ese motivo, junto con Manuel Colom Argueta -dirigente revolucionario ejecutado por órdenes de la dictadura militar contrainsurgente-, en reiteradas oportunidades visitamos el municipio para acompañar la lucha de la población en la defensa de los recursos naturales y solidarizarnos con el padre LÓPEZ COARCHITA, quien como indiqué, encabezaba esa lucha contra la empresa Aguas, S.A.

El padre LÓPEZ COARCHITA, igual que otras miles de victimas del conflicto armado interno, fue mandado a matar por su lucha a favor de los intereses sociales de las mayorías excluidas y marginadas, por lograr el bien común, por defender los recursos naturales, por hacer valer derechos humanos. Ordenaron su muerte los intolerantes de siempre, las insaciables élites capitalistas acostumbradas al despojo abusivo y descarado, los que controlan y administran el país como su finca privada, los poderes fácticos que sienten amenazados sus intereses particulares. Se opuso también al servicio militar obligatorio y al reclutamiento forzoso. Un día antes de su ejecución, solicitó al presidente de entonces, general Laugerud García, “la supresión del ejército nacional”.

Luchar por la defensa del territorio y los recursos naturales, a favor de la gente y del bien común, le costó la vida. Su ejemplo y posterior sacrificio no han sido en vano, pese a que han transcurrido 37 años de impunidad, la gente lo recuerda y rescata la memoria histórica de esa lucha pionera. Ahora aquel ejemplo, reivindica con fuerza multiplicadora las actuales luchas comunitarias por la defensa del territorio, contrarias a las actividades de extracción minera de empresas transnacionales, de construcción de hidroeléctricas y de la extensión de la frontera agrícola destinada al monocultivo de la caña de azúcar y palma africana.

Hoy hay miles de Hermógenes en el país, defendiendo la vida, el territorio, los recursos naturales. 37 años de impunidad, pero floreciendo luchas a favor de la gente.

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