Juan de Dios Rojas

El asombro diverso, apoderado de la población, no tiene tregua por lo visto. El Congreso aprobó por primera vez un presupuesto de MILLARDOS, a semejanza de ser una potencia. Enseguida continúa el asombro con motivo de urgente gasto por parte del Tribunal Electoral, Ministerio Público y Organismo Judicial que requieren más fondos. Total, es la de nunca acabar por lo visto.
La natural reacción del contribuyente y ciudadano de a pie viene a ser tal asombro mayor. Semejante a sueños de verdadera fantasía en una noche de verano, cuando nos encontramos en completa crisis financiera sin precedentes. Los préstamos al exterior sirven para echar mano, pero también la recurrencia a la emisión de más bonos representa adicional endeudamiento del futuro.
Da la impresión de un verdadero juego de niños, con nexos a los nuevos castillos en el aire; se trata de la asombrosa carencia de técnicos encargados de elaborar el Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la Nación. Remiendos de última hora conforman el panorama actual, sin sabores y carga mayor.
Entre casos y casos imprevistos, generadores totalmente de poner los pelos de punta y mucha inseguridad en las esferas gubernamentales, pasan los días rutinarios. Nada de eso, cuando se cree ya estar todo bien, salta otro imprevisto que afecta las espaldas doblegadas y harto cansadas del contribuyente, el sujeto obligado sobre quien cae la responsabilidad de pago en el futuro.
Pero volviendo al meollo del asunto, pone en qué pensar el aparente caso de los millardos, ya no millones que son manejados en el presente. Préstamos seguidos en bancos del exterior y adicionales compromisos encima de nuestros hijos y nietos; obras de envergadura referidas a carreteras, edificios, puentes, etcétera, significan las otroras imposible, de millardos, hoy pan de todos los días.
En fin, cualquier erogación de fondos por parte del gobierno, alcanzan cifra de millardos, cuyos términos inclusive conforman el lenguaje, inclusive de los pequeñuelos, léase bien, que las cosas llegaron a modificar mucho del diario vivir. Contrario al salario mínimo, siempre en discordia, sueldos en general, excepto lo concerniente a los correspondientes de arriba cercanos a millardos.
El costo de vida en Guatemala continúa hacia arriba, sino que comprobemos hoy en día el caso cotidiano del precio concerniente a la Canasta Básica, día a día continuo incremento, hasta los llamados «montes» se disparan a menudo en los mercados cantonales a cargo en su totalidad por miembros de le dicen «economía informal», abastecedores en gran medida de amas de casa.
Hasta el término de millardos representa un aprendizaje, en su mayoría solo de oídas; de lo contrario significa algo del todo imposible se torne en manos de la población, acostumbrada a solo monedas (palomas) y billetes de varias denominaciones, las cuales se fajan echándole con todas las ganas para sufragar a medias algunos artículos de consumo general, a veces gustosamente.

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