Marco Tulio Trejo Paiz

Qué mal estás, Guatemala, amada patria mía y qué violento y tenebroso está tu suelo. Es triste lo que está aconteciendo, muy ensangrentada estás y muy saqueado está tu tesoro también por tus malos hijos.

En otro oscuro aspecto, los politiqueros apátridas que se autollaman internacionalistas y sin Dios, satánicamente viven conspirando, inspirados por su trasnochado y repudiado izquierdismo recalcitrante. Son unos traidores embrutecidos que pretenden, contra los principios y valores de hombres y mujeres que tienen un gran concepto del patriotismo y de la democracia, arrastrar al país en el ya desvencijado carro “socialista” a la soviética.

Cierto es, dulce patria, que los enfermizos politiquientos, con intención o sin ella y, asimismo, por ignorancia, han trastrocado los principios y valores mencionados con antelación, se ha cambiado el rostro de la genuina democracia, la que en realidad presenta una cara aquí y otra u otras en diferentes latitudes.

El socialismo o en su siguiente etapa propiamente dicha, hipócritamente presenta un rostro sonriente, anunciando realizaciones positivas, pero en el terreno de las realidades no es más que un sistema brutal impuesto –nada de convicción– a los pueblos que casi por lo general son esclavizados a sangre y fuego…

¡Cuidado, mucho cuidado, querida patria mía! Los dictadores cubanos y venezolanos, entre otros, tratan de convertir a su modelo a toda la América Latina, lo cual equivaldría a colocarles las toscas, chirriantes e ignominiosas cadenas de por vida.

Patria amada, tus angustias son las mías y las de todos los guatemaltecos que se yerguen orgullosamente enarbolando las banderas de la hermosa libertad.

Pero no lloréis, patria mía, pues tus buenos hijos te librarán del liberticidio y de los lagartos ¡para que imperen tus soberanos y legítimos derechos!

Mi bella Guatemala: En el nuevo jaleo electoral no permitamos que se encaramen en las cimas del poder los apátridas, los farsantes demagogos de la sucia politiquería, los incapaces muy capaces como corruptos para robarse los sagrados caudales del agobiado y superesquilmado Juan Pueblo. ¡Sí. Infortunada patria mía!!!

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