Por el Lic. Mario Aníbal González
Desde San Mateo, Quezaltenango (sin la t)

No cabe la menor duda que Guatemala se encuentra transitando por un momento de aguda crisis: ingobernabilidad política, corrupción intolerable, partidos políticos sin programas e incapaces de presentar un solo candidato presidencial aceptable, diputados corruptos que pretenden reelegirse, igual alcaldes como el de Chinautla, inseguridad de todo orden, hospitales sin medicinas y personal médico a quienes se les adeuda meses de sueldo, Policía Nacional que no tiene gasolina para sus vehículos, que no puede atender exigencias de ciudadanos que precisan solvencia de antecedentes policiales porque no tienen sistema de cómputo por falta de pago; jueces que se venden. Así podríamos seguir señalando en casi todas las instituciones del Estado.

Por lo anterior llama la atención de algunos analistas políticos e instituciones empresariales como el CACIF, partidos políticos o columnistas como el abogado Acisclo Valladares, que ante la indiscutible situación de deterioro absoluto y responsabilidad de la situación de crisis actual del gobierno de Otto Pérez Molina, frente a las legítimas e indiscutibles demandas de la sociedad civil de que renuncie Pérez Molina porque ya no representa la unidad nacional, insisten y alegan que los cambios que la población guatemalteca está demandando se hagan “manteniendo la institucionalidad y dentro de las normas constitucionales, que se mantenga la normalidad”. Las instituciones no funcionan, veamos el Congreso de la República, lleva meses desde diciembre del 2014, que no ha emitido leyes, se ha concretado a otorgar licencias, permisos para ausentarse a los diputados, lo único que ha hecho a partir del 9 de mayo, es aceptar la renuncia de la señora Baldetti, del cargo de Vicepresidenta, a lo anterior agréguese que en los años anteriores tampoco legislaron, se ocuparon de interpelaciones insustanciales.

La Constitución ha sido violada de muy diversas formas en este gobierno y los anteriores. Por lo expuesto es falso querer conservar institucionalidad y constitucionalidad. Esto responde solo a los intereses de los partidos en campaña y a intereses particulares de ciertos grupos de poder.

El Ejército ¡Qué papel ha jugado en todo esto! Yo diría que amerita que en sus propias filas surja su autodepuración en atención a sus propios valores y dignidad como institución.

Por todo lo indicado, la demanda de la población de que renuncie del cargo de Presidente Otto Pérez Molina, es perfectamente válida y debe ser atendida con espíritu patriótico. Y cuál será el camino después. ¿Será el caos? ¿Se hundirá Guatemala? No. Talvez sirva de lección releer la historia, no para que se repita exactamente, pero si para tener confianza en que cuando hay voluntad suprema se puede tener respuesta a lo que el pueblo de Guatemala, su juventud, los hombres de mediana edad y quienes como yo, llevamos 88 años sobre este bello país, aspiramos para reencauzar a Guatemala.

¿Qué se hizo en la Revolución de Octubre de 1944? de manera brevísima repasaré aquella memorable gesta. Ubico renuncia en junio de 1944. Asume el poder una Junta Militar que encabeza el general Ponce Vaides. La Junta se disuelve y asume la Presidencia Provisoria el general Ponce Vaides, en julio de 1944. En septiembre arriba a Guatemala el doctor Juan José Arévalo, porque Ponce Vaides ha convocado a elecciones con las cuales él pretende perpetuarse en el poder. Hay gran oposición a Ponce Vaides, hay persecución política y continuismo del régimen ubiquista. El 20 de octubre en la madrugada el Mayor Arana inicia una rebelión en el interior de la Guardia de Honor, la controla y abre las puertas para que estudiantes y militares como el capitán Jacobo Arbenz inicien una rebelión armada en la que colaboran diversos núcleos de la población y derrocan al gobierno de Ponce Vaides.

Deseo aclarar y que quede clarísimo, que lo anteriormente descrito, no estoy sugiriendo que se repita, sino solo ilustrando que fue lo que sirvió de base a lo que posteriormente ocurrió y que creo que es lo importante a considerar en este momento: Se instituyó una Junta Revolucionaria de Gobierno con el empresario Jorge Toriello Garrido, capitán Jacobo Arbenz Guzmán y Mayor Francisco Javier Arana, se integró el Gabinete Ministerial inmediatamente, con personas honorables, jóvenes estudiantes ocuparon cargos de responsabilidad y la Junta Revolucionaria entre el 21 de octubre de 1944 y 14 de marzo de 1945, es decir, en 145 días, realizó las siguientes acciones:

Decreto No. 1. El 25 de octubre de 1944: Disolución de la Asamblea Nacional Legislativa (o sea el Congreso).

Se convocó a elecciones de diputados al Congreso de la República.

Se convocó para elegir una Asamblea Nacional Constituyente, que el 15 de marzo de 1945 entregó la nueva Constitución que entró en vigor inmediatamente.

Se realizaron elecciones para Presidente de la República.

El 15 de marzo de 1945, es decir casi 5 meses después se entregó la nueva Constitución. Se instaló el Congreso de la República, se disolvió la Asamblea Nacional Constituyente y tomó posesión el nuevo Presidente de la República, el doctor Juan José Arévalo.

A lo anterior, agréguese que en tan solo 145 días, emitieron 89 decretos, casi uno por día, decretos como la autonomía a la Universidad de San Carlos, reformas a la Contraloría de Cuentas, autonomía a las municipalidades, reforma a la ley que regulaba las elecciones y partidos políticos, se reformó la Policía, el Ejército, y muchas otras instituciones. Comparece lo que han hecho en 115 días de este año los actuales diputados. (NADA)

CONCLUSIÓN: Creo que con 214 días, de junio a diciembre del 2015, se pueden postergar las elecciones hasta octubre o noviembre, se puede disolver el Congreso por ineficiente y corrupto, se puede convocar inmediatamente a una Asamblea Nacional Constituyente y reformar la Constitución y así, solo para citar un ejemplo, eliminar el nefasto listado nacional de diputados, reduciendo convenientemente el número de diputados.

Dejo ideas para que analistas y políticos, no politiqueros, organizaciones de la sociedad, empresarios, Ejército, sociedad civil en general, lo consideren.

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