Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

En Estados Unidos se ha vuelto de tal forma la polarización política que alcanza hasta las cuestiones científicas y por ello es que se observa que en el Partido Republicano hay una terca insistencia a negar el Calentamiento Global de la Tierra porque consideran que los que afirman su existencia lo que buscan es que el Estado tenga más poder para interferir no sólo en la economía sino en la vida misma de los ciudadanos, regulando actitudes y comportamientos bajo el pretexto de que se protege el medio ambiente y el futuro del planeta. El aporte de científicos que han logrado demostrar con mediciones precisas cómo ha ocurrido un persistente calentamiento en los últimos años, con la reducción de las masas polares y el incremento de la capa de ozono que modifica el efecto natural de los rayos solares en el clima, es desestimado de manera empecinada por los conservadores y sus corifeos en los medios radiales y televisados que repiten el sistemático ataque contra los “agoreros” del cambio climático.

Y el efecto es impresionante en una ciudadanía que aun viviendo en el país más desarrollado y tecnológicamente avanzado del mundo muestra altos niveles de ignorancia, como la que se refleja en encuestas donde se comprueba que el norteamericano promedio ni siquiera sabe que existen tres poderes en el Estado o considera que actualmente el desempleo anda en cifras superiores al 30%, cifra que dista mucho de la real y que supera aun a la que se alcanzó en los tiempos de la Gran Depresión. El país que se considera como portaestandarte de la ciencia, el conocimiento y el desarrollo es el que ha impedido la implementación de los tratados internacionales suscritos para contener los efectos del cambio climático, sobre la base de criterios ideológicos que se pasan por el arco del triunfo las explicaciones más sesudas de los científicos que llevan años advirtiendo sobre lo que empezamos a ver como una realidad.

En estos días de noviembre es anormal la persistencia de las lluvias que están afectando a países como Guatemala y también se ha visto que en todos los Estados Unidos se alcanzaron temperaturas bajas muy superiores al promedio para la época del Día de Gracias y que establecieron récord en muchos lugares. El Estado de Florida sufrió en estos días temperaturas gélidas en su parte norte y estados del sur soportaron heladas sin precedentes para la época.

Hoy, cuando la población de Estados Unidos se desplaza masivamente para la celebración de una de sus fiestas familiares más importantes, se estima que alrededor de 60 millones de personas viajarán en automóvil y muchos de ellos tendrán problemas, especialmente en el noreste del país, por nevadas ocurridas antes de que inicie el invierno.

Pero uno habla con alguna gente, especialmente en condados extremadamente conservadores, e insisten en que no hay cambio climático, que todo es otra patraña del detestado Obama para implementar medidas socialistas que faciliten al Estado inmiscuirse en los hábitos del ciudadano. Acostumbrados a oír que Obama es la peste y culpable de todos los males, no obstante que el sistema de salud ha mejorado y que la economía parece ir viento en popa, sólo falta que en su ignorancia esa gente crea que el Presidente está manipulando el clima con fines políticos.

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