Edith González

“¿Qué es lo que desprecias? Por ello serás conocido”.  Frank Herbert.

“Tenía un ejército privado”, Nuestro Diario, noviembre 21 del 2014. Se refiere al desmantelamiento de una estructura criminal en el nororiente del territorio, con base de operaciones en Izabal, pero con tentáculos en todo el país, Honduras y El Salvador.

“No era una banda cualquiera, es un ejército privado que tenía asolada a la población de Izabal”. Iván Velásquez, jefe de la CICIG. Nuestro Diario 21 de noviembre del 2014. Página 2.

Constitución Política de Guatemala. Ejército. Capítulo 5, artículo 244: “Integración, organización y fines del  Ejército. El Ejército de Guatemala, es una institución  destinada a mantener la independencia, la soberanía y el honor de Guatemala, la integridad del territorio, la paz  y seguridad interior y exterior”.

O sea que  es único, no puede  haber otros ejércitos en Guatemala, aunque siempre se ha dicho que luego de la guerra ideológica de los 36 años, nuestro país  es asiento de pequeños, pero poderosos ejércitos privados al servicio del narcotráfico, del crimen organizado, de la pandilla y de algunos políticos y terratenientes. Ahí están  y media Guatemala los identifica, menos el Estado. O ¿No quiere identificarlos?

El golpe dado esta semana en el Caribe guatemalteco confirma lo que en voz baja siempre se ha dicho.

Dos grandes factores acuden a estos escenarios. El primero la misma guerra, que fue  creando grupos armados, de  parte del Estado  y de parte de la insurgencia. El segundo, es la falta de intereses políticos de la autoridad legalmente establecida, incluso del ejército, para  desmantelar estos   grupos como  “El Jaguar  Justiciero”,  “La Mano Blanca” o  “Galgas”, grupos armados que durante la guerra  obedecían a la contrainsurgencia.   Y   los grupos de ejecución  de las FAR, para citar algunos ejemplos, que nacieron en la guerra y cuyos integrantes se fueron quedando enquistados  en la sociedad de la Paz.

“Galgas”. Grupo Armado Guatemalteco  antisalvadoreños,  por ejemplo, surge como un  ejército privado, al servicio de otros grupos clandestinos para eliminar salvadoreños en la década de los setenta. Los ejércitos privados no son nuevos,   pero  ahora se ha dado un gran  paso para liberar a los guatemaltecos de estos  ejércitos privados y avanzar hacia la aplicación de un real, eficiente y enérgico Estado de Derecho.

No es posible que un grupo armado decida por la vida  y bienes   de los  guatemaltecos.  El Estado, de acuerdo a la Constitución: Capítulo Único. “Protección a la Persona. El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y  la familia; su fin supremo en la realización del bien común”, debe actuar, responder  a este postulado y terminar con los ejércitos privados,  sea cual sea su procedencia.

El Estado debe recuperar el espacio geográfico y ejercer la autoridad. Ya no más deprecio a la vida por parte de  estos criminales, que matan a  quién  se robó un chompipe… según ellos para  imponer la ley. Convirtiéndose  en  violadores de la ley. Basta ya de ejércitos privados. SI A LA VIDA, NO AL CRIMEN.

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