Juan de Dios Rojas

Cantidad avalada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) pone en qué pensar, a tal punto entonces de no extrañar ese dato vigente. Tampoco representa ser el último; a la vista su comprobación es algo nada sorprendente y a las pruebas nos remitimos al visualizar el entorno superdotado de estos aparatos enfilados a la comodidad como facilidad del conglomerado.

De verdad, quién no porta consigo uno de ellos, según sus posibilidades económicas muy variables. Los hay de precio popular y por lo tanto muy sencillos; satisfacen sí, lo primordial referente a la comunicación, hoy en día indispensable y necesaria, al compás de las características que marcan la moderna tecnología imperante y demasiado útil por cualquier necesidad.

En efecto la vida actual requiere de toda clase de satisfactores, considerados de vital trascendencia en los instantes tipo emergencias, dentro de la presencia de sucesos urgidos de darse a divulgar lo antes posible. La rapidez lo exige, sin pérdida de tiempo, cabe aludir a propósito el término popular y corriente de que el tiempo es oro sin excusa ni pretexto.

Las diversas épocas de la vida van siempre ligadas a inventos, condicionamientos rápidos para identificar de inmediato la coyuntura que sirve de basamento calificativo a las mil maravillas. En el presente transcurrimos a no dudar un solo instante, la presencia favorable de facilitar en función de modernidad la tenencia y funcionalidad del celular dondequiera.

El punto toral resulta satisfecho, consistente en la rápida comunicación, antes conformante de dificultades y complicaciones al por mayor, a extremo de tenerse como milagrosa dicha comunicación, tras ingentes molestias y de verdad pérdida de tiempo. Luego entonces vivimos como quiera sea el celular que poseamos; ventaja también como que sea en beneficio de la población; viene a ser un satisfactor innegable al instante y ¡ya!

Su naturaleza, nadie puede negarlo, no acciona según el color y tamaño del mismo. En síntesis, jamás de los jamases podemos conceptuarlo discriminatorio o racista; ambos calificativos van de un lado a otro dejando consecuencias dañinas como los robos persistentes en menoscabo de las personas. Empero los celulares además tienen la ventaja concreta de realizar una fiel democracia patente.

Estamos todos con la libertad de adquirir, usar y mejorar su uso a propósito del celular, lejos de significar una visible caja de sorpresas, o bien un regalo estimulante y gratificante en la cotidianidad. Aun hay más formas, tamaños, colores y precios de los aludidos aparatos que llegaron a modificar en gran medida los diversos trabajos y desempeños diarios.

Sin embargo y pese a innumerables ventajas de que es poseedor, aunque parezca broma o mentira, existe también considerable sector humano que desconoce los celulares por dejadez, capricho o limitaciones de cualquier índole. Aquello de mensajitos, fotografías y entrar al internet no cuenta. De todo hay en la viña del Señor, tampoco y también es increíble.

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