Dra. Ana Cristina Morales Modenesi

En artículos recientes se describió la psicopatía que como una de sus características primordiales se hace hincapié en la ausencia de empatía. Este es un concepto de uso común en el lenguaje psicoterapéutico. Pero considero que es importante su revisión y tomar a consideración las aportaciones de diferentes autores que nos ayuden a la observación más objetiva de este término de mejor manera.

Una de las preguntas que me formulo y de la cual aún no obtengo una respuesta convincente. Es acerca de que si la empatía ¿Es un concepto que solamente va dirigido hacia la comprensión del dolor humano? o también puede ser dirigido a la alegría por la alegría de los demás. Porque al parecer, de la manera que se redacta el término, no tiene mucha concernencia por el compartir del bienestar de los demás, sino que todo lo contrario, cuando esa otra persona está en desventura, la empatía surge. Pero, cuando está en buenaventura, los celos y la envidia parecen surgir más.

Dentro de los conceptos que se otorgan a la empatía encontramos los siguientes criterios: La capacidad de comprensión de los sentimientos y necesidades de los demás desde una perspectiva neutra de juicios críticos. “El término deriva de la palabra alemana Einfühlung. Freud utilizó un concepto heredado de la estética alemana que designaba una cierta forma de sensibilidad ligada a la proyección de nuestros estados afectivos en los objetos, un modo de conocimiento de lo ajeno en el cual el afecto juego un rol de importancia. Freud se mostró ambivalente ante este término. Se describe que la noción de empatía se funda en dos tendencias coexistentes en el ser humano: 1. La que nos conduce a imitar las emociones de otro; 2. La que nos empuja a asociar nuestras vivencias afectivas actuales a las marcas en la memoria de experiencias emocionales previas de forma análoga”.

Bert Hellinger, psicoterapeuta alemán, conocido por las terapias sistémicas y constelaciones familiares. En entrevista brindada en medios de comunicación social. Nos habla acerca del énfasis que se realiza al término de empatía como parte del ejercicio psicoterapéutico, pero nos hace reflexionar acerca del concepto y también del proceder de los terapeutas. Considera que de alguna manera los terapeutas convierte en niño a su cliente y que de alguna manera estos se comportan en roles de padre y madre, por lo que, una vez establecida la empatía impiden que la persona actúe. Y como consecuencia natural éstos suelen sentirse mejores. El realiza una analogía con el vampirismo en el cual el terapeuta y el cliente se vacían de manera mutua.

Hellinger, considera que el alma y la persona son menospreciadas por la empatía. Se tiene empatía ante la persona excluida o víctima. Nos dice que la empatía por regla general se dirige a lo oscuro a lo que es llamado malo. Su propuesta es dar respeto y reconocer la dignidad de la persona que acude a tratamiento, así como, confrontar con las consecuencias de sus actos. Y nos da a conocer la noción de que la empatía centrada en una determinada persona es cómoda, pero enfrentarse al todo o la conjunto, eso a veces requiere fuerza y también un poco de humor.

Considero que este tema amerita un mayor y mejor estudio, así como la discusión del mismo por los profesionales de la salud mental.

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