Francisco Cáceres Barrios
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Tampoco convencen las apreciaciones porque existan cuatro áreas prioritarias para que el nuevo ministro enfoque su administración. Analicen y verán que hay muchas más, como que el tiempo apremia. Comprendan que la gente se ha estado muriendo por ausencia de eficaces instalaciones, personal, instrumental, medicinas, equipo, como de buenas y mejores actitudes en su servicio asistencial. Por ello deberán poner a trabajar toda la maquinaria, apenas en 15 meses, pues si solo funciona una parte, el resto no lo hará bien. Tampoco se pueden seguir fijando metas imprecisas o subjetivas. Hoy más que nunca deben ser concretas para poder medir bien sus resultados. Todo debe ser cuantificable, desde el ingreso del paciente hasta que egrese en vías de su completo restablecimiento.

En donde sí cabe establecer prioridades es en el abastecimiento de insumos a las unidades hospitalarias. Siendo más importante todavía dejar de lado la mala práctica de medir su eficiencia en términos generales, por ejemplo, cuando dicen que hay 80 por ciento de medicinas e implementos en tal o cual centro, pues cuando en el restante 20 por ciento están incluidos analgésicos, coagulantes u otro de tipo de medicina indispensable, es igual a que el 100 por ciento del servicio esté siendo inútil. Y por otra parte, ¿de qué sirve contar con insumos, cuando las salas de operaciones no funcionan adecuadamente; que no hayan suficientes camas o falten camillas en las emergencias y que no se cuente con suficiente personal? Por favor, ¡no más de lo mismo! La población entiende que el nuevo ministro no llegue a hacer milagros; que la solución al problema de salud en nuestro país se logra solo a mediano o largo plazo pero, si empieza a corregir entuertos con plena honestidad, despacio y con buena letra, evitará seguir cometiendo el delito de incumplimiento de deberes en que han caído reiteradamente sus antecesores sin haber sido castigados penalmente como corresponde.

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