Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Nadie puede dudar que la Vicepresidenta es la señora Baldetti, ni que su investidura no es un ropaje que se pueda uno poner o quitar a sabor y antojo. Su participación en apoyo a Sinibaldi fue tan obvia porque así lo quisieron hacer ver para demostrar la unidad que aparentemente lograron en el seno del partido y con ello se hizo obvio que la funcionaria está favoreciendo a un partido político en violación clara y categórica de lo que establece la Constitución de la República.

El desafío al Tribunal Supremo Electoral fue obvio y descarado, obligando a la sanción de marras porque de no haberlo hecho hubiera sido un ridículo sin parangón. Además, hay que decir que esos tres magistrados que votaron por la sanción le lavan la cara al TSE porque de lo contrario nadie hubiera podido tener la menor confianza en que puedan manejar con transparencia el proceso electoral. Si algo bueno quedó de todo esto es que hay al menos tres magistrados que tienen una postura de dignidad que no se pliegan a órdenes superiores, como sí lo hicieron el Presidente del TSE y otros magistrados, quienes cual monos sabios no vieron, no oyeron y tampoco hablan sobre la crasa violación a la ley.

La Constitución de la República es clarísima al decir que ningún funcionario puede favorecer a un partido político y precisamente el ejemplo de la Vicepresidenta es lo que compromete todo el sistema porque vemos que alcaldes alrededor del país usan los recursos de sus comunas para beneficio de la actividad partidaria, ya sea pintando de naranja lo que se les ponga enfrente o usando descaradamente bienes y dinero del municipio para impulsar el proselitismo.

Dentro de algún tiempo la Vicepresidenta estará en la llanura y posiblemente entonces entienda el sentido de la norma constitucional y la importancia de que se aplique porque sentirá en carne propia lo que significa ese desplante en el abuso del poder.

Y el amparo provisional que le fue otorgado queda en entredicho porque ocurre precisamente cuando se están terminando de conformar las listas de aspirantes a seguir de magistrados y podría ser, no lo puedo asegurar, que quienes le dieron el amparo se estuvieran jugando su futuro y, así las cosas, a saber si pensaron con criterio jurídico.

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