Eduardo Blandón

Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914. Se trasladó luego a Argentina, a los cuatro años, donde vivió su niñez y adolescencia mayormente en Banfield, suburbio sureño de Buenos Aires. Se graduó como Profesor en Letras y trabajó como docente hasta 1945 por oponerse al peronismo. Casa tomada, uno de sus primeros cuentos, fue publicado en 1946 por Jorge Luis Borges, en esa época secretario de redacción de la revista Los Anales de Buenos Aires.

Los biógrafos de Cortázar afirman que luego de graduarse de maestro en la Escuela Normal Mariano Acosta, quiso estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras, pero su precaria situación económica se lo impidió. De todas maneras, enseñó literatura francesa en la Universidad de Cuyo donde dio cursos sobre Rimbaud, Mallarmé y también un seminario especial sobre Keats, su poeta preferido.

En 1951 ganó una beca y se largó a Francia. En París trabaja como traductor. En 1953 contrajo matrimonio con la argentina Aurora Bernárdez y ambos trabajaron como traductores en la UNESCO. Los que lo conocieron dicen que era delgado, muy alto y de apariencia juvenil. Cortázar arrastraba las «erres» y fue muy apasionado por el jazz y el boxeo.

En una carta, definió así los años previos a su partida a París: «De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético».

Esa actitud de burguesito cambiaría a partir de su visita a Cuba, lugar donde le nace la conciencia y se enamora de la lucha por la reivindicación de los pobres. Años más tarde, visitó varias veces Nicaragua para apoyar con fervor la revolución sandinista. Formó parte del Tribunal Russell II, que juzgó y denunció las violaciones a los derechos humanos de diversas dictaduras latinoamericanas. Carlos Fuentes, su amigo y compañero del boom, lo definió como «el Bolívar de la novela latinoamericana».

En 1968 concediendo una entrevista a la revista estadounidense Life, Cortázar decía: «…mi idea del socialismo latinoamericano es profundamente crítica… mi humanismo es socialista… Cuando se me reprocha mi falta de militancia política con respecto a la Argentina, por ejemplo, lo único que podría contestar es, primero, que no soy un militante político y, segundo, que mi compromiso personal e intelectual rebasa nacionalidades y patriotismo para servir la causa latinoamericana allí donde pueda ser más útil… La terminología de la pasión es más fuerte que la teoría, porque no solamente no soy un teórico sino que jamás he escrito sobre estos temas como no sea incidentalmente, prefiriendo siempre que mi obra de ficción y mi conducta personal mostraran a su manera y respectivamente una concepción del hombre y la praxis tendiente a facilitar su advenimiento».

En 1980 trabajó en Los autonautas de la cosmopista, una curiosa expedición por las autopistas francesas, con su segunda esposa, la canadiense Carol Dunlop. Pero Dunlop falleció a los 36 años en 1982 y Cortázar quedó sumergido en el desconsuelo. El escritor todavía visitó Buenos Aires en diciembre de 1983. Regresó a París, donde recibió los cuidados de su primera esposa Aurora Bernárdez, hasta que muere a los 69 años a causa de una leucemia.

Artículo anteriorMensajes póstumos de los suicidas
Artículo siguienteLas oportunidades en los tiempos del cólera