Roberto Arias

En la época actual la situación ha cambiado diametralmente en los bancos del sistema guatemalteco. Los banqueros, sus trabajadores y su ejército de “policías privados” se han convertido, en la mayoría de casos, en órganos de agresión e irrespeto hacia la clientela que tiene la necesidad de visitarlos.

Cuando una persona llega a la puerta de un banco, en la actualidad, sabe que tendrá que someterse a un indignante registro de su persona, independientemente de su género. Tal y como ya se hizo mención en esta columna, las damas se ven obligadas a abrir una de sus posesiones más íntimas como es su bolso de mano, para satisfacer a un morboso patán uniformado.

Me ocurrió que en el Banco Industrial tuve un problema de poca monta. Extravié una chequera de una cuenta que no es mía, pero donde tengo firma y derecho de manejar la cuenta. El dueño de la cuenta, recién operado e inamovible no podía presentarse personalmente al banco para solicitar una nueva chequera, como lo exigieron, avalados por el jefe, en la agencia Corporación y me dieron el número telefónico 1737, si no mal recuerdo, para que allí me atendieran.

Llamé al teléfono y me dijeron que tenía que hablarles el titular de la cuenta. Habló el titular y le dijeron que, para obtener la chequera yo tenía que presentar el certificado médico donde constara que le habían operado y que no podía moverse, además de una carta firmada por él solicitando una nueva chequera, adicionalmente a una carta firmada por mí explicando dónde y cómo extravié la chequera para solicitar otra.

Fui a la agencia del Banco Industrial en el Centro Comercial “Portales” y me atendió cordialmente el jefe de Agencia. Le enteré de mi problema e inmediatamente entró a su computadora para verificar la cuenta, mi nombre y número de NIT. Llamó al titular de la cuenta para verificar su número telefónico y escuchar su versión, la cual obviamente coincidió con la mía. Verificó mi firma, lo cual, a mi juicio, es la verdadera identificación de un cliente ante un banco. Hizo algunas llamadas adicionales y expresó: “Señor Arias, no puedo proporcionarle una chequera de inmediato, pero puedo proporcionarle el efectivo que necesite de momento y su chequera se la entregaremos en pocos días”.

El Sr. Elmar Alvizures, jefe de la agencia Portales del Banco Industrial, solucionó mi problema de inmediato. Pensé que si todos los pobladores en este país tomáramos la actitud asumida por el Sr. Alvizures, Guatemala sería una potencia emergente y brillaría con gran fulgor entre las naciones.

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